Pese a que estaba siendo uno de los mejores del partido, Zinedine Zidane decidió mandar al banquillo al '22' blanco para dejar su lugar al temple y el físico de Casemiro.
El cambio, obviamente, estaba realizado por el técnico blanco en pos de tener más control en la medular, pero Isco se lo tomó como algo personal y se metió en el banquillo cabizbajo y con cara de pocos amigos.