Y es que las reglas de la IFAB, quien marca la normativa futbolística a nivel mundial, da la razón al delantero del Barcelona. Agredir a un espectador es tomado como una conducta violenta y, por ende, merece la tarjeta roja directa.
Concretamente, la norma viene señalada en la regla 12: 'Faltas y conducta incorrecta'. Esta acción de Jara, por tanto, debió ser castigada de la misma forma que un codazo o una agresión desmedida.
"Si un jugador se emplea o tiene la intención de emplearse con fuerza excesiva o con brutalidad contra un adversario cuando no le está disputando el balón, o contra un compañero de equipo, un miembro del cuerpo técnico, un miembro del equipo arbitral, un espectador o contra cualquier otra persona, independientemente de si se produce o no contracto, la acción será considerada conducta violenta", se lee.
El colegiado de la contienda, el brasileño Raphael Claus, no mostró ni tarjeta amarilla a Gonzalo Jara, que continuó disputando el encuentro. Suárez, a pesar de llevar razón, no pudo salirse con la suya.