Una nueva cara mostró el cuadro de Jémez tras las malas sensaciones de la pasada jornada. Salieron con la intensidad de siempre, pero con la calma necesaria para que los ataques llegaran con solvencia al área de Álvaro Fernández. El entramado defensivo también fue el correcto para evitar concesiones.
Mientras la SD Huesca reaccionaba, Álvaro Fernández era el mejor del equipo para evitar que las mejores oportunidades de los madrileños acabaran en gol. Eso sí, no pudo evitar que el zapatazo de Pozo a la media vuelta entrara en la meta y se transformara en el 0-1 en el marcador.
Dio un paso atrás entonces el conjunto de la capital y cedió el protagonismo a sus contrincantes, que tenían problemas para aprovecharlo para generar ocasiones claras. La mejor fue de Escriche, dentro del área, con un disparo potente que se fue demasiado arriba de la portería.
A los dos minutos de comenzar la segunda mitad, Pozo confirmó su buen estado de forma firmando su doblete. Aprovechó un mal despeje de la zaga cuando Advíncula iba a recibir un pase por alto para controlar en el área y ajusticiar a Álvaro Fernández con un tiro raso potente.
El partido no tenía dueño y eso era clave para que el Rayo dejara pasar el tiempo. Las oportunidades se sucedían en cada portería, con algunas más peligrosas que otras. La más basta fue de Trejo, que consiguió regatear a Álvaro Fernández tras robarle la cartera a la defensa, pero simuló un penalti inexistente.
El cansancio propició un clima de igualdad y pocas llegadas en el tramo final, pero la SD Huesca conseguía finalizar más. Un Dimitrievski inspirado y la imprecisión de los locales para que sus chuts fueran más peligrosos terminaron por poner el sello a un 0-2 que le insufla oxígeno a Paco Jémez.