Acostumbrado a exhibir una imagen fría, un rostro hierático y un gesto inalterable, Luka Jovic no pudo reprimir su sonrisa cuando marcó el 1-4 para el Madrid. Es para estar feliz: rompió su maleficio frente a la portería contraria, la cual duraba desde el 30 de octubre, y además anotó una diana de bella factura.
En una contra de dos contra uno para el Madrid, con todo decidido y ya en el añadido, Fede Valverde dejó solo a Jovic y el delantero serbo-bosnio soltó un latigazo con la zurda que se coló por la escuadra de Sergio Herrera. Todo un golazo.
El gélido Jovic se dejó abrazar por sus compañeros, a los que regaló una curvatura en los labios que evidenciaba que no cabía en sí de gozo. Tarde feliz para el Madrid y para Jovic.
Ya son dos goles oficiales los que suma con el Madrid, el anterior se lo hizo al Leganés en la undécima jornada con un buen cabezazo. Para entonces ya había sufrido la anulación de dos goles.