Karim Benzema lleva tiempo siendo una de las grandes esperanzas del Real Madrid por muchas cosas. Su acierto de cara a gol y su habilidad para dar asistencias y hacer jugar a los demás son dos de esos factores que le han llevado al estrellato del madridismo. E inesperadamente, esas fueron las labores que se atribuyó Luka Jovic para resolver la papeleta de Anoeta.
No pudo empezar peor la noche para los de Carlo Ancelotti. El técnico, que siguió confiando en su once de cabecera, tuvo que lamentar la lesión de Benzema a los 17 minutos de partido. El francés se quejó de unas molestias en los isquiotibiales de su pierna izquierda y pidió el cambio. Ver a Luka Jovic, su recambio, jugar tantos minutos es algo casi nuevo para el madridismo. Pero, tras pasar algo desapercibido en la primera parte, acaparó los focos de una victoria que, al descanso, parecía más lejana que cercana.
Antes de que entrase el serbio, ya se advirtió que sería un partido de un alto ritmo. Vinicius disparó a las manos de Remiro en el 3', mientras que Militao salvó el gol de Isak al sacar la punta de la bota de forma providencial ante un remate de Isak. El central 'merengue' estuvo a un gran nivel y frenó al delantero sueco, un constante dolor de cabeza.
Se animó el partido tras la retirada de Benzema. Remiro volvió a mostrar seguridad en otro tiro centrado de Vinicius al que respondió la Real Sociedad de forma inmediata con un disparo raso de Januzaj desde la frontal tras una pared con Isak. Y sin tiempo para pensar, volvió a volcarse el campo hacia el otro lado. Remiro mandó a córner un derechazo de Rodrygo en el primer palo.
El partido, tras una volea tímida y con bote de Modric que atrapó el meta, cambió su dinámica. Del tú a tú que era pasó a ser un dominio local que duró hasta el descanso. Casemiro dio origen a una ocasión que no aprovechó Isak en el segundo palo. El brasileño, que pudo ver en alguna falta la amarilla que le habría dejado sin derbi, sigue dejando errores impropios del nivel que mostró otras temporadas y regaló un balón que pudo costarle un disgusto a su equipo.
Apretó la Real con un sello que, para su desgracia, le sigue persiguiendo. El de dominar, sí, pero sin finalizar. La sensación de control fue máxima, pero mínima la de peligro directo sobre la meta de Courtois. Militao, con el muslo, dejó en nada un disparo de Isak, mientras que Oyarzabal tiró al lateral de la red un balón sin dueño en el área.
Así, y tras un contrataque mal gestionado por Oyarzabal, se llegó al descanso. Anoeta despidió a su equipo con aplausos y con un optimismo que quedó sepultado en la segunda parte. Los locales ya saben cómo va esto de merecer más y marcar poco. El Madrid tampoco es nuevo en aquello de ganar habiéndolo pasado mal. Y claro, ambas corrientes coincidieron en la reanudación.
La Real de casi siempre, el Madrid de muchas veces
Darle espacio al Madrid para que corra es peligroso. La velocidad de Vinicius, que lo intentó con algunas internadas antes del descanso, apareció en la primera ocasión del primer tiempo para desnivelar la balanza. El brasileño marcó el 0-1 en el 47' en una jugada que él mismo inició. Avanzó por la derecha y se internó en el área para asociarse con Jovic. El delantero, de espaldas a puerta, recibió y asistió a su compañero, que definió con el interior cerca del palo.
Mató a la Real el gol. Y a Anoeta, que reflejó el hundimiento. Aun así, los de Imanol Alguacil no se rindieron, pero ya parecían el niño que corre en busca de desahogo con lágrimas de rabia en la cara por alguna injusticia. Entendían los locales, no sin falta de razón, que ese escenario no era todo lo justo del todo.
En el 52', Vinicius volvió a asociarse con Jovic para, esta vez, errar con todo en un remate que ni olió portería. Fue el aviso antes de que el 0-2 subiese al marcador, un gol que cambió radicalmente la percepción del serbio y su aportación.
Ya había dado la asistencia en el primero, pero para un delantero, el gol es el alimento diario. Y lo logró en una acción de 'killer'. Kroos sacó un córner que remató en el pico del área chica Casemiro. La bola se dirigía a la posición de Remiro, pero Jovic anduvo más rápido, se tiró en plancha para anticiparse a la defensa y al portero y amplió la ventaja de cabeza.
Fue la sentencia definitiva de un partido que pasó a ser una contrarreloj para el Madrid, deseoso de salir victorioso de Donosti, pensar en la Champions y no lamentar baja o contratiempo alguno. Y un rato de rabia para la Real Sociedad. Los locales, de los que no se puede criticar la actitud, buscaron el gol en todo momento, pero a veces cayeron en demasiadas protestas y reclamaciones. Aunque, de todos modos, poca solución tenía el resultado.
Eso sí, dejó una imagen más que decente el equipo local en la recta final. Isak hizo trabajar a Camavinga, que reemplazó a un 'librado' Casemiro, en una buena internada, mientras que Zubeldia tuvo un remate en el área que se marchó desviado. Sería la última llegada con peligro de un equipo que, pese a las sensaciones ya comentadas, se fue sin tirar a puerta, fiel reflejo de lo que le viene sucediendo en ciertos encuentros.
Al final, Remiro evitó el doblete de Vinicius al ganarle la partido en un mano a mano que nació de las botas de Militao y su pase desde campo propio.
El triunfo refuerza el liderato de un Real Madrid que sigue a lo suyo. Sin el brillo que algunos reclaman, pero con la solvencia que ni Barça ni Atlético están mostrando que le hacen sumar su octava victoria seguida. Los blancos ya piensan en la Champions y en el encuentro ante el Inter, donde el empate le basta para pasar a octavos como líder de grupo. Por su parte, la Real deberá ganarse el billete a la siguiente ronda de la Europa League ante el PSV, al que deberá derrotar.