Luka Jovic parecía remontar el vuelo a nivel de guarismos goleadores a principios de diciembre y de enero, pero nunca presentó una amenaza lo suficientemente contundente como para que Olivier Giroud temiera por su puesto. Stefano Pioli le va dando oportunidades de inicio de vez en cuando como este domingo, cuando le alineó en su once titular contra el Monza en una decisión que, cuando ideó, no tenía opción de saber que iba a ser un error.
El delantero vio la tarjeta roja al comienzo de la segunda parte por propinarle un manotazo en la cara a Armando Izzo. La acción causó bastante polémica porque, dependiendo del tiro de cámara, da la sensación de que solo le da de refilón e incluso de que únicamente le roza. El caso es que su rival está inteligente, se deja caer hacia atrás en cuanto nota algo y provoca que la sala VOR advierta al colegiado de que tiene que revisar lo ocurrido.
Para cuando esto ocurría, los 'rossoneri' ya iban perdiendo por 2-0. Matteo Pessina había abierto la lata de penalti al borde del descanso y Dany Mota había ampliado distancias en el tiempo añadido de la primera parte, así que los 45 minutos finales se presentaban de lo más desafiantes para la expedición de San Siro. Su entrenador, eso sí, corrigió su determinación inicial, introdujo a Giroud y le vio recortar distancias en el 64' a pase de Christian Pulisic.
Para Jovic, el problema es que esta expulsión le priva de opciones de estar en el terreno de juego en la próxima jornada y lo ideal es que pudiera para seguir pugnando por una posición importante en las alineaciones de Stefano Pioli. Desde un punto de vista más optimista, el estratega ha estado dejándole en el banquillo con bastante asiduidad, así que puede tomarse la siguiente cita como una de descanso en que ni siquiera tendrá que bajar a los asientos de la banda.