El Ludogorets ha sido la víctima propiciatoria para que el Espanyol recuperase el gol. Porque en 90 minutos ha marcado tantos goles como en doce jornadas de Liga, casi nada.
Seis a cero, una goleada histórica, la más abultada en Europa del conjunto 'perico', pero una goleada con 'trampa'. Porque solo uno de los seis tantos se marcó contra once rivales.
El Ludogorets cavó su propia tumba a golpe de expulsión. La primera la vio Forster, tras cometer un grosero error siendo el último hombre, viéndose obligado a cometer falta sobre Campuzano. Era el minufo 12 y el Espanyol ya ganaba 1-0.
Adelantó a los cuatro minutos de juego Melendo a su equipo, cuatro minutos en los que el Espanyol buscó con ahínco el gol ante un Ludogorets que se vio desbordado por completo.
Melendo recibió de Granero en el corazón del área y, con una calma envidiable, se la acomodó en su pierna buena y batió a Iliev.
El partido se le puso del todo de cara al Espanyol con la roja a Forster, tras la que llegó el 2-0, obra de Lluis Lopez a pase de nuevo de Granero, tras una mala salida del portero búlgaro, quizá su único error del partido.
La segunda roja llegó a continuación. Goralski no había encajado demasiado bien los dos goles y la expulsión, y se jugó la propia con dos feas acciones, primero con una dura entrada, y luego levantando demasiado la pierna y golpeando la cara de Melendo. Vio la amarilla por la segunda.
Poco después, antes de que su entrenador decidiera gastar otro cambio en evitar una segunda expulsión, tuvo la mala fortuna de cortar con el brazo un balón en el área, lo que le acarreó la segunda amarilla y la consiguiente roja.
Se quedaba en el 34' el Ludogorets con nueve jugadores. Vargas convirtió el penalti y selló el destino del campeón búlgaro, un equipo muy poco habituado a ser sometido de la forma en que lo hizo el Espanyol.
Logró aguantar el chaparrón hasta el descanso, pero durante el segundo tiempo la inferioridad numérica causó estragos en el conjunto visitante.
El Espanyol buscó sin sonrojo una goleada histórica, y lo logró poco a poco. Campuzano, en el 52', hizo el cuarto. Pedrosa, recién entrado, en el 73', el quinto. Y Ferreyra, otro suplente, cerró la cuenta con el sexto en el 76'.
Pudieron haber sido muchos más, porque el Espanyol se topó por dos veces con la madera. La primera, en el primer tiempo, cuando Iliev metió una de sus muchas manos salvadoras para desviar el disparo de Melendo al poste.
La segunda, casi al final del partido, cuando Calero cabeceó al travesaño un centro al área. Entre los postes e Iliev, el Ludogorets evitó llevarse dos dígitos del RCDE Stadium.
Tras el pitido final, la euforia. Porque no solo se había hecho historia con esta goleada, el Espanyol había logrado sellar su pase matemático a dieciseisavos gracias al empate entre Ferencvaros y CSKA. Ahora los 'pericos' podrán centrarse en arreglar las cosas en la Liga.