Todo comenzó con un gran pase a la espalda de la despistada defensa tunecina. Diego Costa se encontraba habilitado por un rival, quien rompía el fuera de juego por varios metros.
Cabalgó el futbolista rojiblanco hasta el área rival, y ahí intento hacer de las suyas. Para empezar, evitó con un quiebro la entrada de su par, pero no que éste tocase lo justo el balón.
Después, solo ante el portero, el de Lagarto decidió recortarle a él también, y se volvió a emparejar con el central al que segundos antes había dejado por los suelos.
Trató de alcanzar la línea de fondo, pues no había portero, pero no encontró la forma. Y entonces, escuchó el grito de Iago Aspas por la espalda. Y, sin mirar, para el de moaña fue el balón. Y éste no falló. Zurdazo y al fondo de las redes. Y gol para maquillar un gris partido a las puertas del Mundial.
9 de junio de 2018