Peter Crouch centró su última columna semanal del 'Daily Mail' en el cambio que ha sufrido el fútbol en los 20 años que lleva jugando contando varias anécdotas.
Además de revelar como los jugadores del United intentaban molestar a Cristiano con Messi cuando el crack portugués presumía de cuerpo ante el espejo, también ha explicado que vendió un Aston Martin tras un 'encuentro' con Roy Keane.
De acuerdo al futbolista, tras fichar por el gran Liverpool con 24 años se le subió la fama a la cabeza. "Me compré un Aston Martin e iba conduciendo por Manchester con las ventanillas bajadas, las gafas de sol, el brazo en la ventanilla, con solo dos dedos en el volante y escuchando 'speed garage' a todo volumen", explicó Crouch.
"Ni siquiera me gustaba el 'speed garage' y tenía dudas en cuanto al coche. Una pequeña voz en mi interior me decía que un Aston Villa no era para mi, pero otra más fuerte me decía que las viejas costumbres ya no servían para un internacional inglés que jugaba en el Liverpool", aseguró, poniendo de relieve su conflicto interior.
"Y ahí estaba yo, intentando convencerme a mí mismo de que parecía Steve McQueen o Daniel Craig, ignorando al viejo Peter que me decía que me estaba convirtiendo en algo que no debía", afirmó, explicando como se paró al lado del coche de Roy Keane en un semáforo y pensó que sería alguien que le entendería.
"Un futbolista fantástico que había ganado muchos títulos, copas y Champions, capitán y alma del Manchester United. Le saludé con la cabeza y le guiñé. Incluso le señalé con el anular e hice un sonido al mismo tiempo como diciéndole 'tú y yo, ¿eh, Roy?'. Al mismo nivel, juntos en esto. Rivales, pero amigos que todavía no se habían conocido".
Fue entonces cuando Crouch se llevó un chasco: "Me miró con disgusto. Meneó la cabeza y miró al frente. Me quedé congelado, sonriendo, y cuando el semáforo se cambió y él arrancó sin ni siquiera mirarme y me quedé allí con el freno de mano echado y la certeza de que me había convertido en un gi********"
Tras esta revelación, el ahora delantero del Stoke City tomó medidas: "Al día siguiente vendí el Aston Martin. 25.000 libras y me consideré afortunado. Todo por Roy Keane, que fue como mi conciencia, como un moderno guía espiritual del fútbol".
"Ese momento en el semáforo fue lo mejor que me pudo pasar. Si me hubiese quedado con el coche, me hubiese odiado a mi mismo un poco más cada día. No me había dado cuenta de lo rápido que llegué a la cima. Lo veo ahora con algunos jóvenes jugadores que ascienden al primer equipo y en menos de una semana ya tienen el brazo lleno de tatuajes, coches deportivos y cascos de la marca Beats", destacó.
"Nunca deberías poner por delante de ti mismo un coche, no tener un Mercedes cuando estás en el filial, no tener un Porsche a menos que sea un afianzado en la Premier. Aquella mirada de Roy Keane fue un punto de inflexión para mí: volví a tener los pies en la tierra. Gracias, Roy. A lo mejor él ni siquiera sabía quién era y sólo pensó 'menudo gi********'. ¿Y quién iba a poder negárselo", concluyó.