El Liverpool se ha vuelto humano en las últimas semanas. Y aunque ante el Bournemouth pudo salvar otra situación complicada, la tensión volvió a mascarse cuando el equipo visitante se puso por delante a los nueve minutos. Esa noria de sentimientos se pudo comprobar en cómo Jürgen Klopp celebró la remontada.
Había dejado de ser el técnico alemán tras los últimos reveses, como la pérdida de la condición de invicto ante el Watford, la eliminación en la FA Cup y el peligroso 1-0 que encajó en Champions ante el Atlético de Madrid. Nervios y preocupación estaban en su rictus. Y todo ello explotó de manera volcánica en la cara del cuarto árbitro cuando Sadio Mané firmó el 2-1.
Klopp lanzó los puños al aire con rabia, como suele hacer en los goles, aunque esta vez con una particularidad: por su zona pasaba el cuarto árbitro. Aunque en un principio parecía casualidad, el clásico gesto del preparador 'red' apretando la dentadura persiguió al colegiado durante unos segundos.
Este no se dio de lo que ocurría junto a él, aunque en las redes sociales corrieron como la espuma las escenas. Por la comicidad y por cómo ejemplifica la liberación de tensión de Klopp a unos días de buscar la remontada en Champions y poder seguir defendiendo el título de campeón.