Parecía que la jugada estaba condenada a perderse casi antes de comenzar. Andrej Kramaric se había metido en un jardín muy serio, y tan pronto recibió el balón en el área inglesa, dos rivales se le echaron encima.
El delantero croata empezó a bailar sobre el balón. Lento, pero seguro, evitó las piernas de sus rivales, pero eso no hacía más que complicar sus opciones de tiro.
Se había encerrado él solo. Esa jugada no iba a ningún lado, y, de repente, vio la luz. Con un disparo a la media vuelta, blando pero bien colocado, batió a un Pickford que voló con muy poca fe a intentar tapar ese disparo suave.
Y gol. Un gol que toda Croacia celebró, porque por lo pronto les metía, contra todo pronóstico, en la 'Final Four' (hace una semana estaba casi sentenciada, con un punto de seis).
Y un gol que, en el peor de los casos, alejaba el fantasma del descenso a la Liga B a una derrota por 2-1 o más, ya que el empate a uno salvaría a Croacia y mandaría abajo a Inglaterra, y haría campeona de grupo a España. Más emoción en la última media hora, imposible.
18 de noviembre de 2018
Un gol que además coloca a Kramaric como el desatascador oficial de los partidos de Croacia: ha marcado en los seis últimos partidos lejos del país balcánico que ha jugado, y cuando no marcó, sus compañeros tampoco lo hicieron (otros cuatro partidos).