En el encuentro clave entre Turquía y Chequia, sólo valía una victoria para cualquiera de los dos equipos que habitaran sobre el terreno de juego. Con la escasez de ideas, el timón del equipo lo cogió un joven de 18 años: Emre Mor.
Este jugador, nacido en Dinamarca, dibujó un debut que no olvidará jamás, pues se aferró al flanco derecho para otorgar verticalidad a una insípida Turquía. En una de sus cabalgadas, Mor sacó la escuadra para trazar un centro medido a Yilmaz, que hizo el primero de aquella noche. Sus credencialales fueron mostradas con rapidez.
Tras el tanto, la República Checa tuvo que tirar de orgullo y valentía contraatacando de la misma manera. Ladislav Krejci se puso el mono de trabajo para ser una de las piezas clave del encuentro. A sus 23 años, el futbolista checho completó la mayor parte de sus pases y fue capaz de trazar tres ocasiones de gol.
En pocos minutos, ambos jugadores dejaron claro que serán titulares indiscutibles en la Turquía y la República Checa del futuro.