El Santiago Bernabéu vivió ante el Espanyol un mal partido de los suyos tras la gran imagen mostrada en Champions League ante la Roma.
Las rotaciones de Lopetegui se notaron pero la baja más significativa y más influyente fue, sin ninguna duda, la de Toni Kroos.
El alemán lleva siendo (junto a Modric) el motor del equipo blanco desde la temporada 2014-15 y su ausencia es algo que ningún equipo en el mundo es o sería capaz de paliar.
El campeón del mundo en 2014 'dejó' que se notará su ausencia frente a los catalanes, en un partido en el que el juego del Madrid no fue todo lo fluido que acostumbra a ser.
Y es que Kroos es de los mejores (o el mejor) del mundo en su posición. Se ofrece, toca rápido, es preciso, atrae marcas, libera a sus compañeros... Un armador de juego prácticamente perfecto.
A ello se le añade su sublime entendimiento con Luka Modric, lo que ha hecho de ambos la pareja de centrocampistas de moda de casi el último lustro en Europa.
Sobre el césped ya se ha notado que la falta de Kroos condiciona el juego, por lo que Julen Lopetegui deberá administrar muy bien los periodos de descanso del germano si quiere aspirar a seguir ganando partidos y a su vez que el alemán llegue a tope al tramo decisivo de la temporada.