El Mallorca tomó aire en el fortín de Son Moix a costa de un Villarreal que despertó tarde y terminó superado por los acontecimientos. Los amarillos espabilaron cuando ya estaban 2-0 abajo, aunque hay que reconocer que las decisiones arbitrales afectaron direcamente a su rendimiento.
El equipo de Vicente Moreno, consciente de su fortaleza como local, intentó llevar la voz cantante desde el principio. Mientras Cazorla y Gerard Moreno se desperezaban, el Mallorca empezó a hacerse con el dominio territorial.
La acción que marcó el choque vino de una jugada sin aparente peligro en la banda izquierda. Kubo, gran protagonista del choque, entró en el área y se fue al suelo ante la entrada a la desesperada de Iborra. Parecía que el japonés dejaba el pie ante la entrada del centrocampista visitante, pero Del Cerro Grande no dio lugar a las dudas y Lago Junior firmó el 1-0.
No fue el único penalti del partido. Ni de la primera parte. En una contra vertiginosa que empezó de nuevo Kubo con un taconazo, Dani Rodríguez voló y le sirvió el balón en bandeja a Lago Junior. Febas, que llegaba más forzado, intentó rematar antes que su compañero y acabó en el suelo, derribado por Sergio Asenjo cuando ya había rematado fuera. De nuevo, Del Cerro grande no dudó, a pesar de que el meta del Villarreal no se creía que hubiera pitado la pena máxima.
En esta ocasión, Dani Rodríguez fue el que no perdonó desde los once metros y el choque quedó muy encarrilado para los locales, a pesar de que, a lomos de Cazorla, el Villarreal mejoró al final del primer acto e incluso mereció el 2-1.
El tanto que metía al 'submarino amarillo' en el partido no llegó en la primera parte, pero sí en la segunda, de nuevo por obra y gracia del árbitro del choque. Cayó Gerard Moreno tras un agarrón de Sastre en el área y Cazorla acortó distancias desde el punto fatídico.
El choque cobraba entonces una nueva dimensión, pero Kubo se encargó de poner cordura. Comenzó una jugada en el centro del campo y llegó hasta la frontal, donde recibió y soltó un latigazo imposible para Asenjo.
Fue la guinda a su primer partido de crack en la Liga, coronado por una ovación posterior de la afición bermellona. Una mañana en la que el Villarreal tenía muchas expectativas, pero en la que terminó desquiciado y superado por los acontecimientos. Son Moix sigue siendo un fortín.