La concentración 'che', aislada en un entorno tranquilo y óptimo para el trabajo y la relajación previa a la disputa de la final de Copa, se vio interrumpida por los temidos 'vampiros'.
Siete jugadores tuvieron que someterse a los protocolarios tests, que pasan por la extracción de sangre y una muestra de orina.
Se trata de un proceso muy habitual en las competiciones europeas que también le tocó vivir al Valencia, según una información de 'Marca'.