El coronavirus interrumpió una secuencia triunfalista del Bayern. Con Kovac en el olvido y Flick opositando a nuevo Heynckes, el Bayern se había engrasado a la perfección, y optaba muy seriamente a todo. Aún con la exhibición de Stamford Bridge en la retina, la vuelta fue un día en la oficina, otro triunfo. Esta vez paseando en la apisonadora, no poniéndola a todo gas.
Básicamente, porque las piernas ahora mismo no lo permiten. Fue un Bayern 'unplugged', pero igualmente certero para someter con eficiencia a un rival que se dejó once goles en el banquillo con el tocado Andersson y que lo metió a jugar cuando ya era demasiado tarde. El de los bávaros, sin embargo, respondió con la firma de siempre, pese a un parón demasiado largo para quien, además, tuvo el añadido de pasar por el quirófano. Lewandowski es un polaco de motor alemán.
La cuestión es que en uno de sus días más tibios de esta temporada, el equipo muniqués solventó la papeleta con un gol en cada tiempo. Realmente fueron tres, pero uno se lo quitó el VAR en la primera mitad con su precisión quirúrjica.
Hay que darle tiempo para tomar velocidad de crucero, pero este Bayern, que comenzó algo timorato, se fue de Berlín dando la mejor respuesta posible a la presión de los Borussias.
Con el multiusos Kimmich al mando de las operaciones, la ausencia de engranaje permitió lucir más a Alphonso Davies. Su crecimiento es escandaloso, y da gusto verle hendir el suelo con sus carreras interminables. Con Boateng despistado ante Ujah y Goreztka invisible, él fue el más reconocible de todos. Hasta que la picardía encendió el interruptor.
Precisamente el ex del Schalke 04 quitó el tapón a cuatro minutos para el descanso. Subotic, una sombra de lo que fue, tardó un mundo en despejar. Goretzka apareció, se metió entre el balón y la pierna del central y penalti gratis. Lewandowski, que en apenas un minuto ya había avisado, detuvo el tiempo con un lanzamiento perfecto.
Su amago dejó sin cintura para reaccionar a Gikiewicz. El vigesimosexto, más de uno por jornada (ha disputado 24 partidos). El 40 del curso; eso sí que es una cuarentena feliz. 0-1 y descanso. Primera mitad de funcionario. La reanudación sí dejó más trazas del Bayern que nos gusta, el que sale a correr liberando a sus bestias. En un lapso de diez minutos quiso resolver para evitar apuros finales. Pero no era el día.
En estas, el Union Berlin lo fio todo a la carta de Andersson. Si bien 20 minutos fueron muy pocos, apenas dieron para algún susto. De hecho, si Gnabry hubiera ajustado mejor la mirilla, en apenas dos minutos habría sentenciado. La tranquilidad llegó en el minuto 80, en un cabezazo de Pavard tras córner de Kimmich.
Ya habrá días para lucir, machacar, deleitar en velocidad. Pero, como buenos alemanes, los jugadores del Bayern Múnich cumplieron con obediencia marcial el día que necesitaban decirle a sus perseguidos que esta Bundesliga, otra más, sigue estando en sus manos.