"Más que un club". Es el lema del Barcelona, y razón no le falta. El Barcelona es más que un club, es una empresa multimillonaria y multinacional, y no es la única. De hecho, es uno de los pocos gigantes que no cotiza en bolsa. Y eso puede verse con cierto alivio para el aficionado azulgrana.
Peor lo tienen otros. Esos clubes que se metieron de lleno en el fútbol-negocio, y que, cabalgando la ola, empezaron a cotizar en bolsa, como si de una empresa que porporcionase bienes de consumo se tratase.
Pero el fútbol no es un negocio cualquiera. Es el negocio del ocio, del espectáculo, de lo intangible. Y creer que es algo más es lo que nos ha llevado a esta situación.
El fútbol italiano es el que se llevó primero el palo por el coronavirus, y es de los que más lo está padeciendo, porque son varios los grandes clubes del país transalpino los que cotizan en bolsa.
El caso más sonado, como detalla el diario 'Marca', es el de la Juventus. Locomotora de la economía futbolística italiana, sus acciones tocaron techo con el fichaje de Cristiano Ronaldo. Llegaron a valer 77 céntimos de euro por acción. Ahora, tras casi un mes de parón, valen solo 54 céntimos.
Los accionistas no son socios ni aficionados, son especuladores que solo quieren ganar dinero. Y si las cosas van mal dadas, venden, desplomando el precio de las participaciones. Justo lo que está ocurriendo.
También lo está sufriendo la Roma, a quien además del parón le ha afectado la ruptura de las negociaciones por la venta del club. Dicen que a perro flaco todo son pulgas.
No es Italia el único país que está sufriendo por las caídas en bolsa. En Inglaterra, el Manchester United también cotiza, y en marzo sus acciones han caído un 11%. Pese a todo, hay quien lo ve con esperanza: desde enero venían cayendo un 20%. El que no se consuela es porque no quiere.
Y en Alemania, más de lo mismo. El Borussia Dortmund venía cotizando al alza, hasta que llegó el coronavirus a espantar a los buitres. Desde el parón sus acciones han caído un 37%.
El citado medio asegura que desde el club temen una quiebra catastrófica si la competición no se reanudase. El mayor temor del Borussia es el tener que volver a depender de sus grandes rivales, como el Bayern, que ya le salvó de la ruina en 2003.
"Sin grandes rivales no hay negocio", aseguró el Bayern entonces, tras prestar dos millones de euros al Borussia, a pagar en nueve meses, sin intereses. Un Bayern que, a diferencia de su gran rival, se ha mantenido al margen del juego especulativo que es el mercado de valores.