La brillantina deslumbra al Rayo y pone guapo a Tsygankov

El Rayo Vallecano llevaba cinco jornadas seguidas sin ganar. Quizás era momento más para amarrar y ser práctico que para pensar en adornos. Vivió grandes fases en la primera parte y se hizo fuerte en el marcador con golazos de Isi y Trejo, pero ambos quisieron enrevesar demasiado un plan que, tras el penalti indirecto fallado, se congeló. Vallecas se quedó en 'mute' y el Girona, con un Tsygankov excelso, supo coger esa purpurina excesiva y embellecer su situación en la clasificación.
La ida ya avisó de lo que se podría vivir en este partido. Se repitió el 2-2, aunque, por momento, parecía que veríamos un 8-6 o algo similar por lo que se olió en el primer tiempo. El equipo de la franja llegaba con alegría y con ganas de abandonar el bache, mientras que los catalanes concedían lo suficiente atrás para dar vida al espectador neutral, aunque demostraron también abundancia y ambición en campo contrario.
Trejo tuvo la primera con un punterazo taponado en el área antes de que Lejeune, de cabeza, estrellase un balón en la cruceta. Pocos minutos después, aún antes del 20', Isi avisó desde lejos con un zapatazo que encontró la respuesta de Gazzaniga. Estos fueron los aperitivos que precedieron al 1-0.
Isi Palazón hizo dos envíos en el 23': un balón a la escuadra y un mensaje silencioso a De la Fuente. Se reivindicó el '7' con un zapatazo que inauguró el marcador y que provocó el "Isi, Selección" en las gradas de Vallecas.
En medio de la fiesta, el Girona respondió con acierto. El Taty Castellanos rozó un centro al área y Dimitrievski logró repeler, pero el rechace le cayó a un rival. Fue Tsygankov el que, en el segundo intento, logró remachar con la zurda en el área chica para poner el 1-1 en el marcador.
Como si de la famosa atracción se tratase, el Rayo se subió a la Caída Libre de Vallecas y rozó el cielo para, pocos segundos después, perder altura y descender en lo anímico a una velocidad vertiginosa. Trejo parecía acabar con cualquier duda surgida tras el empate solo cinco minutos después del mismo.
El argentino se convirtió en héroe de los suyos y se unió en esta distinción a Isi tras el recorte con el exterior y el zapatazo a la escuadra que puso el 2-1 en el marcador. Paradójicamente, ambos perdieron sus capas con la ya famosa jugada que se dio en la recta final del primer tiempo.
Arnau se resbaló y pisó el pie de Álvaro García en el área. González Fuertes pitó un penalti que, de primeras, le detuvo Gazzaniga a Trejo. Sin embargo, Riquelme, que despejó el rechace, había invadido el área antes de tiempo, por lo que la pena máxima tuvo que repetirse. No cambió de lanzador el Rayo, pero sí de plan Trejo. El argentino no chutó y prefirió habilitar con un pase hacia adelante a Isi, que, con la zurda, mandó la pelota por encima del larguero.
De este modo, los de Iraola desaprovecharon la opción de herir de gravedad a su rival. La grada lo notó y, sobre todo, el equipo. El Girona creció paulatinamente tras el descanso, empató y fue mejor que los locales. Cosas del fútbol. Cosas del ánimo.
Tsygankov recogió esa purpurina que había sobrepasado al Rayo, se la puso y brilló. En el 52', el ucraniano firmó su doblete al poner el interior de la bota izquierda y mandar al fondo de la red, a botepronto, un centro de Javi Hernández desde el sector izquierdo.
Hasta el final, se jugó más en el campo rayista, si bien los locales no terminaron de rendirse. De Tomás y Lejeune lo intentaron con algún tiro lejano, pero fueron los catalanes y, en concreto, el Taty Castellanos los que más cerca estuvieron del gol. Dimitrievski le sacó una volea de primeras al ex del New York City, quien, poco después, subió la apuesta e intentó, sin éxito, una chilena en el área.
Llegó la recta final y el Girona tuvo dos buenas ocasiones para llevarse la victoria. Iván Martín, desde la frontal, casi encontró el palo más alejado de Dimitrievski, si bien más clara fue la de Reinier en el añadido. Lejeune fue al suelo y taponó un remate franco del brasileño en el área chica para mandar el balón a un córner que dio origen a la acción polémica del choque.
Salvi pareció tocar con el brazo un balón que iba fuera tras el remate de un jugador del Girona. El VAR tuvo a González Fuertes con la mano en el pinganillo varios minutos, pero, finalmente, consideró que no era esa acción merecedora de penalti y el 2-2 se quedó en el marcador.
Con este punto, el Rayo alarga su sequía de victorias y se queda octavo con 36 puntos, mientras que el Girona ocupa la duodécima palza con 31 unidades y, de momento, se separa cinco puntos del descenso.