El fútbol estuvo arrinconado casi todo el partido en Ipurua. Cansancio acumulado, demasiado respeto mutuo, quién sabe. Pero el tramo final compensó todo lo anterior. En un choque de apariencia muy inglesa, rocoso al principio, loco al final, el triunfo se quedó en casa.
La catapulta 'armera' había desatado los arneses. Pero fue del 89 en adelante cuando el fútbol apareció de verdad. Gerard Moreno sacó su varita para igualar. Pero Orellana, en un final de monedas al aire, convirtió su cabeza en un desfibrilador que resolvió el infarto con el 2-1 de cabeza cuando pocos lo creían, aunque nunca había tirado la toalla el equipo de Mendilibar.
Los derroteros del partido hacían presagiar un choque sin goles o uno solo que valiera oro. Pasada la hora de juego, Kike García conquistó los cielos de Eibar. Orellana la puso y el delantero se quedó suspendido en el aire antes de ponerla imposible para Asenjo con su testarazo.
El nuevo guion, acompañado de cambios por parte de Calleja, abrió la cancha. Y aunque el Villarreal se veía obligado a dar un paso adelante, fue el equipo de Mendilibar el que afiló sus garras. Cada balón robado era casi una ocasión clara.
Kike García rozó el doblete en una de esas acciones merced a un tiro desde la frontal que repelió el travesaño. Además, en la acción posterior Orellana también lamió el segundo.
Precisamente el chileno electrificó el choque con sus llegadas por el carril derecho. Sin embargo, el Villarreal sacó ese libreto que recuerda que los equipos con pólvora necesitan poco para hacer daño.
A tres para el final, Pau Torres encontró un boquete y un movimiento espectacular de Gerard Moreno para plantarse solo. Ya en el área, el delantero catalán se disfrazó de Messi para emular su regate a Almunia ante el Arsenal con un minisombrerito antes de definir la igualada a puerta vacía.
Lejos de hundir al Eibar, el tanto tuvo rápida respuesta. De hecho, Sergio Asenjo brilló en un testarazo tras saque de esquina que podría haber dado de nuevo la ventaja.
La ocasión local tuvo respuesta por parte de Ekambi en el 93; Cazorla lo dejó solo en el área. Pese a que estaba un poco escorado, su zurdazo se marchó al lateral de la red.
Pero quedaba la traca final, ya en el 95', con sello chileno. Movieron bien los de Mendilibar el cuero, centró De Blasis y Orellana, pese a ser uno de los más bajitos de la clase, embocó con la testa casi en la línea de gol.