La derrota suiza ante Portugal ha sido doblemente amarga. No sólo ha privado a los helvéticos de hacer el pleno de victorias, ni siquiera les ha permitido presumir de ir a Rusia invictos.
Es peor aún. Esa derrota, por duro que sea, ha mandado a Suiza a la repesca. Después de ganar los anteriores nueve encuentros, llega Portugal y arruina el paseo triunfal que estaba siendo para Suiza esta fase clasificatoria.
Suiza es la demostración viviente de que en estas eliminatorias, a veces la perfección no es suficiente. En un grupo donde no había un candidato claro (Hungría, las Islas Feroe, Letonia y Andorra lo completaban), sólo dos demostraron ser competitivas.
Sorprendió el desempeño de las Islas Feroe, Letonia dejó que desear y Hungría sólo pudo aspirar a unos pinchazos lusos y suizos que nunca llegaron. Así, con Portugal y Suiza en una carrera alocada por el liderato, todo se decidió en el último partido, con catastrófico resultado para el combinado helvético.