En cuanto vio lo que había hecho, Córdova trató de pedir disculpas lo más rápido que pudo, pero el colegiado no tenía dudas de que la respuesta sería la misma.
El jugador del América llegó tarde a un balón dividido y con la planta de su pie impactó en la pierna de Vigón, con el consiguiente riesgo de una fractura para el futbolista de Pumas.
No fue el caso y, sin embargo, ninguno de los compañeros de Córdova protestó la cartulina roja, aunque sí dialogaron con el colegiado. En la grada, la cara de un sancionado Miguel Herrera era un poema.