Nadie sabe nada de fútbol. Nadie imaginaba que España casi desperdiciara un 1-3 ante Croacia. Nadie daba un duro por Suiza antes del duelo y menos cuando Francia dominaba por 3-1 en el minuto 80. Pero el balompié volvió a demostrar en Bucarest que es un deporte maravilloso y que ser favorito no te garantiza absolutamente nada. El combinado helvético estará entre los ocho mejores del continente y 'Les Bleus', actuales campeones del mundo, verán el resto del torneo desde casa tras un duelo que fue una auténtica montaña rusa.
Francia comenzó con ganas de mandar y demostrar la superioridad que tenía sobre el papel. Con Mbappé amenazando con sus continuas carreras y Griezmann apareciendo en múltiples posiciones del frente de ataque, Suiza aguantó sin arriesgar demasiado a la espera de una oportunidad.
Casi sin quererlo, la misma apareció en una jugada que fue un vaticinio de lo que iba a sufrir Francia a lo largo del duelo. La idea de poner tres centrales, con Rabiot y Pavard de carrileros, no le salió nada bien a Deschamps, que vio a Seferovic aprovechar una lamentable colocación de Lenglet para, de cabeza, poner el 0-1 y hacer saltar la banca en Bucarest.
El esquema pasa factura a Francia
El tanto, que llegó en el 15', dejó grogui durante algunos minutos a una Francia que tardó en reaccionar. Lo hizo cuando Pogba comenzó a aparecer con mayor frecuencia y conectar con el tridente ofensivo de 'Les Bleus'. Mbappé y Rabiot tuvieron las mejores ocasiones galas para poner el empate, Suiza también dio algún susto, pero el marcador no se movería hasta un segundo tiempo que fue de locura.
Deschamps cayó en su error y quitó a Lenglet para dar entrada a Coman. Con casi un 4-2-4, se esperaba que el cuadro francés se volcara, pero Suiza, sin miedo, aguantó el tipo y no renunció en ningún momento al ataque. En una de sus incursiones en ataque, Zuber cayó derribado por Pavard en el área. En un principio, el árbitro Rapallini no señaló nada, pero segundos más tarde recibió la llamada de los colegiados del VAR.
Tras consultar el VAR, lo que había parecido claro en directo fue confirmado segundos después por el VAR. El colegiado vio la imagen y no dudó a la hora de rectificar y señalar los once metros. Suiza tenía en su mano la oportunidad de dar el golpe definitivo a la campeona del mundo, pero lo que hizo fue resucitarla.
Ricardo Rodríguez asumió la responsabilidad de ejecutar la pena máxima. Golpeó abajo con su zurda a la derecha del portero, pero Hugo Lloris, al más puro estilo de Barthez, apareció en el momento indicado para meter una mano abajo que cambió la suerte de Francia en el encuentro y quién sabe si en el torneo.
Un penalti en contra para resurgir
Y es que sin tiempo de asumir el error, Suiza recibió dos puñaladas mortales en cuestión de segundos debido a la magia de los tres animales que tiene por delanteros. Benzema, Mbappé y Griezmann combinaron, aparecieron y dejaron muy claro quién es la campeona del mundo y quién es la favorita.
El jugador del Barça combinó con Mbappé en la frontal del área, este, de primeras, puso el balón al interior del área y Karim, con un control-regate de auténtico genio, definió ante Sommer para poner el 1-1. Sin tiempo para coger aire, una soberbia combinación entre Kylian y 'Grizzou' (con taconazo del jugador del PSG) acabó con Benzema cazando el balón de cabeza en el segundo palo para poner el 2-1.
Con Suiza grogui y contra las cuerdas, Francia comenzó a gustarse y amenazaba en cada ataque con lograr su tercera diana. El combinado helvético, que necesitaba irse a arriba, achicaba atrás como bien podía, a la vez que sabía que el talento galo era muy difícil de frenar. Pero se equivocó. No era difícil, era imposible.
Tras una actuación brutal en el duelo, al nivel de todo lo que va de torneo, Paul Pogba alzó la mirada en la frontal del área, armó la pierna y mandó el esférico a la mismísima escuadra para poner un 3-1 en el 75' que 99 de cada 100 veces habría finiquitado el encuentro. Pero esta Eurocopa está demostrando que no se mueve en base a la lógica.
Del 3-1 al 3-3 y unos penaltis con Mbappé como villano
Al igual que Croacia poco antes ante España, Suiza se lanzó a por todas sin nada que perder en los últimos diez minutos. Seferovic, de nuevo de cabeza, le ganó la partida a Varane en el minuto 81 y puso un 3-2 en el marcador que se convirtió en 3-3 en el 90' después de que Gavranovic, al que habían anulado un tanto en el 88', anotara un auténtico golazo tras quebrar a su defensor.
La prórroga se materializó poco después, pero bien pudo no haberse producido, pues Kinglsey Coman tuvo en el último segundo del partido el pase a cuartos de final para 'Les Bleus', pero su espectacular remate tras un control de pecho se estrelló en el larguero.
Con los 22 protagonistas fundidos, el tiempo extra dejó la sensación de que en cada ocasión podría llegar el gol. Francia estaba nerviosa, con miedo. Para complicar las cosas, la campeona del mundo perdió por lesión a Karim Benzema y a Coman, que vieron desde el banquillo cómo los minutos pasaban uno tras otro, con Mbappé desperdiciando una ocasión clamorosa para poner el 4-3, hasta que el 120' llegó y la lotería desde el punto fatídico sería la que decidiera el pase a cuartos de final.
Desde los once metros, con una gran precisión, todos los jugadores anotaron hasta que llegó el momento del quinto y definitivo penalti. Ahí Mehmedi no falló y, con 4-5, el propio Mbappé asumió la responsabilidad de ejecutar el lanzamiento definitivo. Lo hizo como a los porteros le gustan, a media altura. Un caramelo que Sommer no desaprovechó para convertir a Kylian en villano, elevarse a los altares como héroe y certificar la machada de una Suiza que será el rival de España en los cuartos de final de una Eurocopa para la historia.