A pesar de que la consigna es ir con calma en las próximas semanas, lo cierto es que el futuro de Ronald Koeman ya pende de un hilo en el Camp Nou. El técnico gastó una de las escasas balas que le quedaban ante el Granada y, pese a que sigue sin perder en Liga esta temporada, dio continuidad a unos números pésimos en los últimos meses en el Camp Nou.
El técnico neerlandés, tan importante en la historia del Barça como intrascendente hasta el momento como técnico, nunca ha contado con el beneplácito de Laporta, que solo ha contado con él por el último contrato envenenado de Bartomeu. El entrenador azulgrana tiene bien atado su futuro pase lo que pase en las próximas semanas y por eso el presidente es tan reacio a mover ficha. La orden sigue siendo contener el gasto al máximo.
Ante el Granada, el Barça rozó el esperpento. No queda ya ni rastro de ese equipo que siempre seguía un plan independientemente de cómo le estuvieran yendo las cosas. No cuenta ya Koeman con los Xavi o Iniesta, ni tan siquiera con Messi, su salvador en gran parte de la pasada campaña. Ahora todo son jóvenes por hacer y jugadores de escasa calidad o compromiso para jugar en el Barcelona. Contra los de Robert Moreno, se juntó además el peor partido de Sergio Busquets en años.
Todo se torció para el equipo azulgrana de salida con el gol de Duarte. Y el Barça pagó su juventud de golpe en un primer tiempo nefasto, en el que solo Sergi Roberto y Araujo estuvieron realmente cerca de empatar en medio de la impotencia general de un equipo sin plan.
Tras el descanso, Koeman pretendió dejar su impronta, le ahorró una nueva pitada al héroe del 6-1 y metió a Luuk de Jong, un jugador que de momento se ha mostrado impropio de un club como el 'culé'. No aportó nada y falló un gol cantado en un saque de esquina para culminar una actuación desastrosa.
Con un cuarto de hora por delante y el Barça apretando, el entrenador clavó una puñalada a los defensores del estilo. Quitó a Demir, lo más parecido a los jugones del pasado, y metió a Piqué... para jugar de delantero. Algo que debió de aprender cuando Cruyff metía a Alexanko, pero que en el fútbol actual, de tantos recursos, ha quedado completamente demodé.
El Barça, ese equipo que no ponía un centro al área aunque fuera perdiendo a cinco minutos del final, acabó en el extremo opuesto, colgando balones a la olla para el propio Piqué, De Jong y Araujo. Y cómo estará el neerlandés que los que tocaron todo fueron los centrales. El uruguayo, imperial durante toda la noche -y no es su primera gran actuación-, dio motivos de esperanza con el 1-1 en el minuto 90.
Los cuatro minutos de añadido, cuando otros partidos vieron ocho o diez con pérdidas de tiempo similares, terminaron de hundir a un Barça desnortado, aunque el empate apaciguó un poco la evidente bronca del Camp Nou.
Ya no se sabe si por suerte o por desgracia, el Barça tiene solo dos días para cargar pilas y convertir la del lunes en una mala noche, si bien la visita a Cádiz, donde cuajó uno de los peores partidos de la 'era Koeman' en la temporada 2020-21, no se prevé nada tranquila. Espera un equipo con una idea similar a la del Granada y que aspira a desarmar por completo al técnico 'culé'.