Fue una protesta que ha causado cierto estupor en Alemania. Un grupo de ultras del 'Gladbach, todos ellos enmascarados, enarbolaron una banderola en la que se veía la cara de Dietmar Hopp, presidente del Hoffenheim, su rival aquella tarde, encuadrada en una diana.
Ese acto ha indignado al presidente de la Federación. "En mi opinión, el cartel con un punto de mira es una amenaza de muerte encubierta. No puede permitirse de ninguna manera", dijo Fritz Keller, en declaraciones a 'Bild'.
La DFB ha anunciado que tomará medidas, y la Policía ya habría comenzado a intentar identificar a los responsables. La protesta, al parecer, fue en solidaridad con los ultras del otro Borussia, el de Dortmund.
Los hinchas más radicales del Borussia Dortmund también cargaron en su momento contra Hopp, y la Federación les castigó con tres años sin poder viajar al estadio del Hoffenheim.
La figura de Hopp no es bien vista por no pocas aficiones de la Bundesliga. Es uno de los máximos exponentes del fútbol moderno en Alemania, junto al RB Leipzig, y eso causa rechazo en las aficiones más tradicionales.
Gracias a la excepción hecha con él en el Hoffenheim (en teoría, nadie puede poseer más del 50% de un club, pero en sus manos está el 96% del otrora modesto equipo de Sinsheim), el equipo está viviendo una edad dorada.
Por estas razones, Keller pidió a los clubes medidas de control más duras para los violentos, y mejores controles de acceso a los estadios, aunque descartó la posibilidad de hacer intervenir a la Policía en situaciones como la del Borussia-Park del pasado fin de semana.
"Creo que una intervención policial sería una auténtica catástrofe", valoró, al respecto de una de las soluciones propuestas. Keller dijo confiar, para finalizar, en el buen hacer de la justicia con los violentos, para lograr su erradicación del fútbol alemán.