La condición de campeón del mundo no oficial tiene un componente de aleatoriedad que permite que, en ocasiones, el cetro lo ostenten selecciones tan inesperadas como Corea del Norte o Bolivia, un ranking cuyo funcionamiento ya explicamos en el pasado.
Pero lo habitual es que el Mundial de la FIFA termine con un nuevo campeón no oficial. Ocurrió en 2014, ocurrió en 2010, pero no en 2006: Uruguay, vigente campeona no oficial en ese momento, no participó en el Mundial de Alemania, y ese honor no estuvo en juego en la gran cita.
La tónica habitual se volvió a repetir en Rusia. La vigente campeona (no oficial) era Perú. El combinado andino, clasificado para un Mundial por primera vez en tres décadas, le arrebató el cetro precisamente a Bolivia.
Hicieron los peruanos diez defensas antes del Mundial, algunas tan exigentes como contra Argentina, Croacia o Suecia. Pero en su primer encuentro mundialista, lo perdieron a manos de Dinamarca (0-1 para los nórdicos).
Los daneses retuvieron el cetro hasta los octavos de final. Empató con Australia y Francia, pero al ser encuentros no eliminatorios (al menos no de forma directa), tuvo que ser en octavos cuando lo perdiera.
Se midió a Croacia entonces, y aunque los danese lograron empatar a uno, al caer por penaltis el campeonato del mundo no oficial fue a parar a manos de los balcánicos.
Y suyo fue hasta la gran final, en la que Francia les pasó por encima y les arrebató la corona.
Un honor que 'les Bleus' han defendido ya en dos ocasiones, en el empate a cero para estrenar segunda estrella ante Alemania en Múnich, y en el triunfo ante Holanda (2-1) en el que presentaron la Copa del Mundo ante su afición.
Francia volverá a poner en juego la corona el próximo 11 de octubre, cuando se mida a Islandia en el marco de la Liga de las Naciones de la UEFA. Y quizá el carismático equipo insular se convierta, por sorpresa, en el nuevo campeón del mundo (no oficial, claro).