A la Juventus se le podía escapar un buen pedazo de la Serie A, pero no falló. El equipo de Andrea Pirlo se impuso sin muchas florituras a la Roma en un duelo directo para asaltar el tercer puesto y empezar a echar su aliento al cogote de Milan e Inter.
Todavía hay distancia de seguridad entre los 'bianconeri' y los dos equipos de Milán, pero la Juve se hace notar. Tras un comienzo de temporada dubitativo, ha puesto la directa y encadena victorias una tras otra. Era su única vía para no renunciar a su décimo 'Scudetto' consecutivo.
Quizá se esperaba más de un equipo de Andrea Pirlo a nivel de estilo, pero en Italia le está sirviendo esta manera pragmática de jugar al fútbol. Solidez defensiva, es el equipo menos goleado de la Serie A, y destellos de sus hombres de arriba para resolver.
Claro, es mucho más fácil con Cristiano Ronaldo. El portugués, máximo goleador de todos los tiempos, metió contra la Roma su gol número 300 desde que cumplió 30 años. Va por 36 y dice que no espera durar otros 20, obvio es, pero con este rol aún le puede quedar mucho fuelle si las lesiones le respetan.
Fue el portugués quien abrió el marcador. Pese al buen inicio de la Roma, los de Paulo Fonseca no tienen la pólvora ni la efectividad de la Juventus. A los 13 minutos de partido, Morata cedía a la frontal del área para que Cristiano controlase con la derecha y se sacase un disparo rápido con la izquierda que superó a Pau López.
La Roma intentó reaccionar y Cristante se quedó muy cerca del empate en una volea desde la frontal. Pero de inmediato respondía Cristiano con un disparo al larguero. Dominaban el balón los 'giallorrossi' sabiendo que a la contra podían encajar en cualquier momento.
El ritmo decayó en la segunda mitad, Cristiano Ronaldo apenas entró en contacto con el balón y los capitalinos atacaban sin mucho acierto. Fonseca hizo un triple cambio en busca del empate, sacó a Diawara, Carles Pérez y un Dzeko que regresaba sin brazalete tras pelearse con su entrenador. Pero cuando se animaba más, llegó el segundo.
En el 70' Kulusevski, que acababa también de entrar, recibía al espacio dentro del área y buscaba el remate de Morata o Cristiano con el pase de la muerte, pero el despeje a la desesperada de Ibáñez se coló en su propia portería. Fue la sentencia.
Cayó como un jarro de agua fría el 2-0 para la Roma, a la que la voluntad le duró muy poco. Intentó apretar con centros laterales y la energía de un muy buen Bruno Peres, pero llegó la lesión de Bonucci y el peso de los minutos apagó a los 'giallorrossi'. Ni recortar distancias pudieron, con lo que la Juventus se llevaba un triunfo clave para continuar vivo en la lucha por el 'Scudetto'.