Más de 20 tiros. Ninguno subió al marcador. El Espanyol vivió en sus carnes aquello de que lo que cuentan en el fútbol son los goles en su derrota ante el Girona en Montilivi. Los de Francisco Rodríguez se bastaron de aguante y efectividad para llevarse los tres puntos.
El único tanto del partido lo marcó Pablo Moreno. Poco antes del descanso, en una atmósfera de asedio 'perico' que sería rutinaria durante prácticamente todo el choque, recibió un pase raso de Samu Sáiz que Keidi Bare no acertó a interceptar y batió con un disparo alto y potente a Diego López.
El '19' encontró lo que sus rivales estuvieron buscando con tanta insistencia como desacierto o falta de suerte el resto del duelo. Embarba, Raúl de Tomás, Nico Melamed, Puado, Keidi Bare, Cabrera... casi todos los futbolistas que alineó Vicente Moreno lo intentaron, pero ninguno consiguió superar a Juan Carlos.
A veces, el mérito fue del cancerbero; en otras ocasiones, de la defensa, y, en dos, de la madera. El portero sacó a relucir sus reflejos, sobre todo, cuando desvió con una mano providencial un zapatazo de Nico en el área. En la zaga, Calavera fue el héroe: hasta sacó un tiro de RDT a puerta vacía en la misma línea de gol. Con el palo se encontraron Embarba, chut con la zurda desde la frontal, y Puado, testarazo en el área.
Al Girona le salió a las mil maravillas la jugada. El equipo comenzó aplicando una presión intensa en cuanto el Espanyol pasaba de la zona medular o se acercaba a ella y consiguió incomodar lo suficiente como para hacer menos potables sus llegadas en un principio y, al final, convertirlas en un bombardeo estéril.
En el plano 'perico', parece increíble que el equipo se marchara Montilivi sin haber marcado un solo gol. Funcionó David López como desatascador de la presión alta, funcionó Nico con sus destellos, funcionó Puado rematando, funcionó RDT como referencia, funcionó Embarba haciendo de puñal... Funcionó todo y no salió nada. El liderato queda expuesto al Mallorca.