Los de Muñiz han perdido el camino a seguir. No encontraron el norte, el cual se lo llevó Osasuna de un estadio que se vistió con sus mejores galas para acoger el partido más importante de la temporada.
Osasuna es una maravilla como conjunto y ha conformado un proyecto sólido e imparable a estas alturas del curso. Además de la renovación de Arrasate, los resultados acompañan y la atmósfera es de esas que huelen a Primera.
Sin embargo, al César lo que es del César. El Málaga comenzó mucho mejor el encuentro y la batalla táctica de la primera mitad se decantó totalmente para Muñiz. Pero el fútbol se juega durante 90 minutos.
Y el cuadro blanquiazul no sacó partido de sus buenas ocasiones de gol y se fue al descanso con la mínima ventaja en el marcador, una renta que le proporcionó el testarazo de Adrián cumplido el primer cuarto de hora.
El centrocampista madrileño cabeceó al fondo de las mallas un preciso envío de Blanco, que sigue divorciado del gol una semana más. Los locales, además, amedrentaron a su rival con las continuas acometidas de un Ontiveros desatado.
El extremo marbellí fue un dolor de muelas por la izquierda y hará tener pesadillas a Nacho Vidal. Eso sí, le faltó puntería en los últimos metros para anotar sus buenas jugadas invidivuales.
Antes de llegar al descanso, tangana multitudinaria que obligó a actuar al colegiado y a enseñar varias amarillas. El intermedio sentó infinitamente mejor a los navarros, que pronto empezarían a encarrilar el choque.
A la contra y empate
Muñiz se debió tirar de los pelos con lo que ocurrió. Saque de esquina a favor del Málaga que acaba en una contra majestuosa y en gol de Rubén García. Pillaron de improviso hasta al último defensor malacitano.
Se abrió un partido nuevo, donde lo planeado anteriormente servía de poco. Y Osasuna demostró ser un equipo más hecho para ascender, ante un Málaga plagado de bajas, como la de Iván Alejo o Dani Pacheco.
La escuadra local volvió a su plan inicial, pero demostró una falta de pegada en los últimos metros bastante preocupante. De hecho, Adrián, con siete dianas, es el máximo artillero del equipo, que no mejoró con las entradas de Seleznov, Mula y Harper.
Y Osasuna volvió a golpear. Sobre el 75', el recién entrado Íñigo Pérez vio absolutamente solo a Juan Villar y este, ante Munir, no se puso nervioso para colocarla al palo. Había hecho lo más difícil el equipo rojillo, tenía que aguantarlo.
Y vaya si lo hizo, aunque un posible penalti por manos de David García pudo cambiarlo todo. No se encerró y aprovechó el descarrilamiento de un Málaga que pierde hasta a seis puntos el ascenso directo. El liderato de Segunda se marcha a El Sadar.