España llora. 'La Roja' se vuelve a despedir antes de tiempo pese a ser mejor que su rival. El combinado de Luis Enrique dice adiós al Mundial de Catar en los octavos de final.
No fue capaz la Selección Española de marcar un solo gol a Marruecos, que plantó dos autobuses delante de la portería de Bono y confió en la suerte de los penaltis para hacer historia.
La hizo el combinado africano. Se clasificó por primera vez para los cuartos de final de un Mundial. Le pueden dar las gracias a Bono, o a España, incapaz de meter siquiera en la tanda de penaltis.
Tres lanzamientos, tres fallos. Primero Sarabia, que en el 120' mandó un balón al palo y en los penaltis, otro. Después Carlos Soler y por último Busquets, ambos vencidos por el portero del Sevilla.
Un plan sin fisuras
Regragui tenía claro por dónde tenía que ir el partido. Confió en aguantar y salir a la contra, en robar un balón y plantarse en el área de Unai Simón. Pero España, que aprendió del partido contra Japón, no dejó a los Ziyech, En-Nesyri o Boufal llegar con peligro.
En el otro lado del campo, le ocurrió a 'la Roja' lo mismo que en 2014. Posesiones estériles, sin crear ocasiones en la portería de un Bono que vivió muy tranquilo durante 120 minutos, más allá de algún susto esporádico.
Luis Enrique apostó su once a hacer daño a la banda de Mazraoui, pero no contaba con que Marruecos se encerrase tanto. El salir, además, sin un '9' claro permitió a los centrales marroquíes vivir sin demasiados problemas.
Solo en los momentos en los que Marruecos quiso jugar por bajo, para sacar el balón, fue cuando vio venir al lobo. Fue en los últimos instantes de la primera mitad, justo antes de que Regragui, en vestuarios, mandase quitarse siempre el balón de encima.
Los cambios no surtieron efecto
Buscó más profundidad Luis Enrique por las bandas. Metió a Morata para rematar, pero pocos balones llegaron a las inmediaciones del área. Tampoco Nico Williams, ni Ansu Fati, encontraron su sitio en el partido.
Luis Enrique se guardó el último cartucho con Sarabia. Entró el del PSG en la recta final de la prórroga para la tanda de penaltis. El mejor hombre, en el mejor momento. Y ahí acabaron las opciones españolas. Mandó un balón a la madera en el 123 y otro igual, minutos después, en la tanda de penaltis.
España no fue capaz de hacer un solo gol en los 120 minutos de partido y tampoco desde los once metros, donde se apaga la segunda estrella con la que soñaba todo el país.