La gala salió a pedir de boca. El escenario fue idílico, los protagonistas dieron un gran caché, el evento se llevó con rapidez y fue regado con puntuales momentos de gran ópera. Una noche de 10. Pero hubo una oveja negra en la cita. Cristiano se quedó en casa y, aunque no hubo explicación oficial, se aludió a sus últimos problemas musculares.
Muy reciente estaba el precedente del año pasado, cuando el futbolista también declinó a última hora presentarse allí. Por entonces, incluso se llegó a decir desde Italia que la ausencia de premio para el portugués le llevó a cancelar un viaje en helicóptero que ya tenía planeado con sus familiares más cercanos.
Quizá por aquel precedente y el enfado de la repetición, la FIFA se cobró su venganza. Llegó el momento de anunciar el mejor once de la temporada. El proceso fue el de levantar el telón y ver a los elegidos en un torno oscuro y con humo para ocultar las caras.
Todos posaban con su estatuilla y, por orden de posición en el campo, fueron anunciados por megafonía uno a uno, momento en el que cada cual daba un paso adelante y ganaba su sitio en una formación de punta de flecha.
Tras citar a Messi y Mbappé, los otros miemros de la delantera ganadora, se hizo el silencio. Ni una referencia a Cristiano Ronaldo, algo que sorprendió a los que estaban presentes en la cita.
Apenas un par de minutos después, cuando tuvo lugar el descubrimiento del ganador al mejor jugador, la presentadora del evento sí hizo alusión al delantero de la Juventus y su ausencia mientras presentaba el vídeo de su candidatura.
Sin embargo, Cristiano Ronaldo volvió a quedar señalado por su incomparecencia, algo extraño después de su simpática presencia en la anterior gala del sorteo de la Liga de Campeones.
No había pasado mucho tiempo desde el final de la gala cuando, desde casa, la estrella de la Juve escribió un mensaje engimático que parecía ser una respuesta a lo ocurrido.