El Chelsea ha tenido un comienzo un tanto irregular en la Premier League. El conjunto 'blue' está séptimo a cinco puntos de los puestos de Champions League, competición prioritaria para un club que solamente la ha ganado una vez en su historia (2012).
Debido a esta complicada situación, acompañada por una serie de resultados y juego que no invitan al optimismo, la figura de Frank Lampard como entrenador está en entredicho y la paciencia de Abramovich puede acabarse antes de lo esperado con la excusa de la próxima edición de la Champions.
Tal y como informó 'AS', el dueño del club quiere ante todo estar en esa competición el curso que viene debido a la sede de la final. Esta será en San Petersburgo, en Rusia, país de donde es originario el mandatario, lo que le otorga a la misma un fuerte componente emocional para el dirigente.
El magnate es consciente de que Lampard está intentando sacar el máximo partido a la plantilla, pero el contexto tras un verano de grandes fichajes no juega a favor del míster inglés, que podría perder su puesto en el mes de enero con un par de pinchazos.
Sin ir más lejos, los 'blues' tienen por delante unas semanas complicadas. Se enfrentarán este martes al Leicester, rival directo por la plaza europea, y dentro de dos jornadas al Wolves, equipo difícil de batir y que cuenta con un gran talento en su plantilla.
Abramovich confía en su entrenador. Apostó fuerte por él y quiere que continúe a los mandos del cuadro londinense, pero si ve peligrar la máxima competición europea podría cambiar rápidamente de parecer.