El Real Madrid, hasta entonces líder, caía en Son Moix ante un buen Mallorca. Los blancos apretaban en la segunda mitad con el objetivo de remontar. El tanto no llegaba y Ramos, que insistía en que el equipo presionara arriba, no lograba estar cómodo sobre el césped.
El camero se quejó en varias ocasiones de sus botas, llegando a pedir al utillero un par nuevo. Se cambió una de ellas y, minutos después, decidió cambiarse también la de la otra pierna.
Curiosamente, minutos después fue Ramos quien golpeó un libre directo cerca de la frontal del área de la portería que defiende Manolo Reina. No fue el encuentro del '4'.
Con la expulsión de Odriozola en la recta final del duelo, el conjunto blanco perdía prácticamente todas sus opciones de aspirar a una remontada.