Vencía el Barcelona, y casi senteció la eliminatoria Leo Messi con una de sus faltas magníficas con las que no está deleitando esta temporada y, en especial, este 2017.
Se estrelló en la escuadra y entonces saltó la liebre. Bueno, el tonto de turno, que burló la seguridad del estadio para acceder al rectángulo de juego.
En su cabeza, un único objetivo: abrazar al astro argentino. ¿Lo logró? Ni lo sabemos ni nos importa. Las cámaras televisivas omitieron la escena para no darle más bombo del necesario.
La seguridad el estadio le redujo y le invitó a abandonar el campo. Le saldrá barata la gracia.