A las nuevas generaciones cada vez les suena menos, pero la figura de José Emilio Guruceta estará siempre en el imaginario colectivo del fútbol español. El colegiado, famoso entre otras cosas por un polémico Barcelona-Real Madrid de Copa, falleció en accidente de tráfico la tarde del 25 de febrero de 1987.
Sucedió en la autopista A-2. Su turismo se empotró contra la caja de un camión tras un trompo debido a la intensa lluvia. En el interior del vehículo, junto a Guruceta, sus dos asistentes, Eduardo Vidal y Antonio Coves. Sólo este último se salvó. El trío arbitral viajaba a Pamplona desde Alicante para pitar un Osasuna-Real Madrid de Copa.
'Marca' rescata la historia posterior. La de A.G.D. -prefiere mantener su anonimato-, el operario de carreteras encargado de limpiar el firme que 32 años después ha conseguido devolverle el silbato a Gabi Guruceta, el hijo del mítico árbitro malogrado aquella tarde de infausto recuerdo.
"Cuando llegamos nosotros, ya no estaban los vehículos. Sólo los restos del accidente". El reportaje cuenta que, entonces, apareció algo brillante: "Era un silbato. Estaba en el arcén. Lo recogí y me lo guardé. Siempre pensé que era de Guruceta. No sé. Uno siempre asocia el silbato al árbitro. No sabía si los linieres llevaban o no los suyos. Para mí, era el silbato del árbitro".
A través de Facebook, y con la ayuda de su mujer, A.G.D. consiguió ponerse en contacto con el hijo del ex colegiado, quien asegura que, desde hace 15 días, no se lo quita de encima: "Lo llevo colgado y no me lo pienso quitar. No me molesta y voy con él a todos los sitios". Aquel partido acabó jugándose, en una decisión incomprensible por parte de la Real Federación Española de Fútbol. Guruceta sigue en el recuerdo.