El curso 19-20 en el fútbol español, como en todos los países con ligas, ya iba a ser histórico por el parón que provocó el coronavirus. Pero ahora será recordado por otro hecho más: se convertirá en la primera temporada que dura más de un año natural.
Un total de 374 días (2020 fue bisiesto) habrán transcurrido desde el 17 de agosto de 2019 hasta el 23 de agosto de 2020. De aquellos Lugo-Extremadura y Racing-Málaga que inauguraron la competición a las 18:00 hasta el partido de vuelta de la final por el ascenso, en el que se sabrá quién será el tercer equipo que acompaña a Cádiz y Huesca en el ascenso a la élite.
El fútbol moderno no se había visto en una circunstancia así. Ahí está el precedente de la Guerra Civil, que en sus tres años de desarrolló obviamente paralizó cualquier tipo de competición. LaLiga SmartBank, en su edición actual, marcará un hito difícil de igualar.
De hecho, ya era larga per sé por el hecho de tener 22 clubes en nómina, de ahí que la idea de agrandarla a 24, como requerían Deportivo y Numancia, sonaba a una utopía por el dilatado calendario que habría dejado.
Ciertamente, entre el 8 de marzo, última jornada previa al parón sanitario, hasta el 10 de junio, momento en que volvió a rodar el balón, no hubo actividad, sin embargo ahí queda el desgaste emocional extra para una temporada que casi se solapará con el inicio de la próxima campaña y que complica el descanso y la planificación del curso, especialmente a los cuatro conjuntos que se jugarán la tercera plaza de ascenso. Seguramente, será la feliz noticia con más asteriscos para el equipo que lo logre, puesto que el peaje será intenso.
La decisión del Comité de Competición de fijar el Deportivo-Fuenlabrada para el miércoles 5 de agosto, así como la de fijar las eliminatorias de ascenso entre los días 13 y 23, parece que serán el último seísmo de una temporada convulsa con 374 días de fútbol disputado entre el césped, los hospitales y los despachos.