La diferencia entre esta Inglaterra y la de hace cuatro años se llama Harry y se apellida Kane. Si los 'Pross' dejaron atrás su particular día de la marmota fue por obra y gracia de Kane, el insaciable Kane. Su voracidad permitió a Inglaterra y no lamentar después de un partido de contrastes ante Túnez, que compitió con firmeza hasta el último segundo.
Antes del descuento en Volgogrado, la Selección Inglesa parecía escuchar en bucle 'I got you babe', canción con la que Bill Murray se despertaba una y otra vez a las 6 de la mañana de un 2 de febrero. Cada cuatro años, a Inglaterra le ha tocado últimamente una decepción. Pero ahora, recuerden, está Kane.
Gran puesta en escena inglesa
Southgate apostó por un 3-6-1 que proporcionó carril a sus alas, pero ni Trippier tiene excesiva profundidad ni Young está para tantos trotes como antes. La calidad, aglutinada por el medio, se mostró en un arranque con ritmo y sentido de Inglaterra. Alli, Henderson, Sterling o Kane, el talento es notorio.
Por ello Inglaterra encontró ritmo muy pronto, también el gol. Fue Kane, claro, el que en el 11' cazó un rechace después de una enorme parada de Hassen, quien por cierto se marchó al banquillo lesionado -y entre lágrimas- algunos minutos después.
El gol cambió el guión y llevó a Inglaterra a dar un paso atrás, posiblemente por pura inercia. Lingard se empeñó en fallar lo infallable y Túnez, lejos de volverse loca, comenzó a pisar área. En una de esas, Walker sacó el brazo a pasear y el colegiado señaló un penalti que Sassi no desaprovechó.
Una cantinela conocida en Inglaterra que llevó a los británicos a la reacción. Subieron una marcha y acumularon una ocasión tras otra, a cada cual más clara. Stones y Lingard (balón al palo incluido) tiraron por el sumidero las últimas intentonas de Inglaterra, un equipo cabizbajo camino de vestuarios.
Decepcionante segunda mitad
A los 'Pross' les visitaron los recuerdos, los malos, y firmó una segunda parte realmente decepcionante. Pírrica por el rival que tenía enfrente. Sin ritmo, sin juego, sin culminar las jugadas de ataque con ocasiones. Túnez esperaba un martilleo constante y lo que se encontró fue un paseo por el campo.
Los africanos se asentaron bien y apenas el balón parado resultó algo efectivo para Inglaterra. Remataron cada córner, pero sin encontrar las mallas. En los lanzamientos directos, tanto Trippier como Young tuvieron sus opciones que estallaron por los aires por falta de precisión.
Sólo Rashford, que entró en el tramo final, se salvó de la quema en el segundo acto. Y Kane. El más listo, el que siempre tiene el gatillo preparado. Minuto 91, prolongación de Stones y giro de cuello selecto de Kane, al palo corto. Donde no llegó el portero. Un gol para cambiar el paso inglés. Kane, licencia para soñar.