Cuando un partido se vuelve loco, hay que saber gestionarlo y es lo que hizo el Rayo Vallecano contra el Zaragoza para llevarse los tres puntos. El conjunto de Andoni Iraola aprovecha el empate de la Ponferradina ante el Cartagena para refrendarse en el 'play off' y los maños pinchan.
Ya desde los primeros compases, el enfrentamiento fue uno de ida y vuelta, de muchos destellos técnicos, ocasiones y juego en las áreas. Se le dio mejor en un principio a la escuadra de JIM y los madrileños lo fueron madurando a poco a poco. Fue esta segunda opción lo que valió a la postre por la victoria.
Narváez abrió el festival de goles a los once minutos del inicio. Cazó un mal rechace en el área rival, se lo acomodó con el interior de la diestra y lo mandó a la red con el exterior de la misma. A la media hora, a Carlos Nieto no le hizo falta llegar a rematar un pase raso de Zapater para doblar la ventaja: Álvaro García quiso despejarlo y se lo metió en propia.
Estos dos tantos pusieron de cara el encuentro para el Zaragoza, pero Bebé, cada vez más asentado desde que se recuperó de su rotura del cruzado, ya hace de las suyas. Y, al balcón del descanso, la suya fue meter un golazo de falta desde su casa que pilló desprevenido a Cristian Álvarez. No se esperaba tal efecto y no se esperaba tal potencia.
El '10' hizo con su diana la metáfora perfecta del partido. El Rayo fue consciente de que el toma y daca no iba a parar y lo explotó en lo que los maños, desbordados, cometieron dos errores fatales que costaron la derrota. Un mal despeje en el 49' fue la asistencia perfecta para que Catena firmara las tablas y un pase mal medido de cabeza de Vigaray a Cristian Álvarez le facilitó a Álvaro García, chut bombeado y preciso, el 3-2, su redención.
La victoria refuerza, y mucho, al conjunto vallecano, que deja atrás una mala racha y demuestra al resto y a sí mismo de lo que es capaz si no baja los brazos. La derrota de los de JIM, un nuevo toque de atención serio: tenían el partido de cara y no supieron ni sentenciarlo ni defenderlo.