Volvió la Argentina de los últimos años. Ese equipo que vuelve a carecer de garra y coraje en las fases finales de los torneos más importantes. Aunque esta vez, ese 'alter ego' parecía lejano después de una gran fase de grupos, de la que logró salir sin conocer la derrota.
El Olímpico Pedro Ludovico de Brasil, con un césped algo cuestionable para la práctica del balompié, albergó el último choque de los cuartos de final de la Copa América. Argentina y Ecuador se disputaban un billete que ya compraron Brasil, Perú y Colombia. Había mucho en juego.
Scaloni volvió a apostar por Nico González y Lautaro en la zona de ataque junto a Messi; además de un centro del campo que atesora calidad por los cuatro costados: Lo Celso, Paredes y De Paul. Con todo esto, la 'Albiceleste' comenzó mejor que su rival.
Comienzo ilusionador
Multitud de ocasiones para los teóricos favoritos en los primeros compases. La primera fue para Lautaro, que aprovechó que el bote de la pelota superó al arquero Galíndez para probar a chutar. Arboleda le sacó el balón cuando ya cogía portería. Luego, en una triple ocasión, Messi disparó y se estrelló en la defensa ecuatoriana; al igual que hizo Lautaro, pero corrió la misma suerte que su compañero. En el córner siguiente, el '10' puso un caramelo al segundo palo y Pezzella logró el remate, pero mandó el balón al fondo de la red.
Estaba la Argentina de la fase de grupos. Vertical y fuerte en la presión de la medular. Y con un Messi juguetón, de esos días que sabes que algo hará, aunque su puntería, cuando quedó solo ante Galíndez en un uno contra uno, no fuese la mejor: ajustó tanto su disparo que se topó con el el palo.
En la recta final de la primera mitad, Ecuador tuvo su premio y castigo. En una gran llegada de la 'Tri', Estupiñán puso un fabuloso centro que remató Valencia solo ante la pasividad de Otamendi y Pezzella. No cogió portería y su compañero al segundo palo estuvo a milímetros de cazar el esférico.
Casi en la acción posterior, Messi filtró un magnífico pase al espacio para Nico González, pero el de la Fiorentina no llegó antes que Galíndez. Por desgracia para el meta, la carambola le devolvió la bola al '10', que levantó la mirada y, en vez de pegarle en una posición idónea con la portería vacía, abrió a De Paul, que llegó solo, definió dentro del área y abrió la lata para Argentina.
Acción, reacción. Gol psicológico a favor de los de Scaloni, que a nada se quedaron de irse más arriba en el marcador, pero el cancerbero de Ecuador le hizo un doble paradón a un errático Nico González, que cuajó una noche para olvidar. Descanso y los argentinos eran superiores, situación que cambió en la segunda mitad.
Argentina y cómo deshacerse cual azucarillo
Alfaro movió el banquillo en busca de la machada y le salió bien. Mejoró prestaciones su equipo y puso en aprietos a una Argentina muy, pero muy, débil en defensa. La zaga echó en falta a Cristian Romero, que se ha consolidado como líder en la zona de atrás, pero no pudo estar por lesión.
La 'Tri' basó su ofensiva en los centros laterales. Aquí hubo tres factores diferenciales: el guante en la pierna de Estupiñán, el despiste de los centrales y el gran olfato goleador de Enner Valencia, referencia ofensiva de los ecuatorianos.
El delantero la tuvo en el 70', cuando volvió a cazar un centro desde la esquina con un testarazo inapelable, pero se marchó fuera el esférico. Apretó y ahogó el cuadro de Alfaro a un equipo, a priori, superior y Scaloni tuvo que hacer cambios visto lo poco que ofrecían los suyos en ese momento.
Banquillo de muchos quilates
Y es un lujazo tener a futbolista como Di María en el banquillo. El 'Fideo' sería fundamental momentos después: más concretamente en el 84', cuando presionó la salida de balón rival, robó y se la dio a Messi. El del Barcelona se la cedió a Lautaro para dejar al del Inter solo contra el portero. Zapatazo y buen gol del delantero. 2-0 para Argentina cuando más sufría.
Ahí bajaron los brazos los ecuatorianos, que terminaron el choque con uno menos por la expulsión de Hincapié. En un principio, recibió amarilla al hacerle penalti a Di María, pero el VAR le avisó de que la infracción fue fuera del área. Por reglamento, al ser último hombre (y no pena máxima), debe ser tarjeta roja. Así fue.
Y claro, una falta en la frontal tiene nombre y apellidos: Lionel Messi. El '10' cogió el balón y la mandó a la escuadra para hacer un 3-0 que fue un castigo inmerecido para la 'Tri' y un excesivo regalo para una Argentina que volvió a sembrar dudas en todas sus líneas, pero no en la de la 'Pulga'. Ahí no hay incertidumbres posibles.
Los de Scaloni buscarán un puesto en la final de la Copa América contra Colombia, que eliminó a Uruguay en la tanda de penaltis.