Son 13 años sin ganar en el Bernabéu y, aunque lo tuvo cerca, el Sevilla tendrá que esperar otro más para volver a intentarlo. Fue muy correoso, serio y estable el conjunto de Julen Lopetegui hasta los últimos minutos.
Lo vio venir Lopetegui, que no tardó en pedir adelantar las líneas porque notaba un Sevilla cada vez más inestable. Y ahí entró a matar el Madrid en los minutos que más le gusta en su casa y ante su gente. El respetable pudo presenciar un choque igualado, intenso y con un derroche físico como no podía ser de otra manera para una cita de tal altura.
Al final, todo se decidió con un fogonazo de Vinicius, que apagó la luz del Sevilla cuando se sacó de la chistera una gran jugada cargada de calidad. El brasileño sigue callando a sus críticos en silencio, pero haciendo ruido sobre el alfombra verde que él mismo convirtió este domingo en roja para él y para el Madrid.
Fue un buen pulso de 90 minutos. El Sevilla, con una gran personalidad, quiso salir a dominar y se encontró con un desajuste en la defensa del Madrid que aprovechó Rafa Mir a la salida de un córner. Al delantero lo dejaron solo y con un fuerte cabezazo batió a Courtois.
El Madrid pasó por un momento de tambaleo cuando Carvajal erró en la salida y Rafa Mir desaprovechó dos ocasiones que hubieran cambiado por completo el guion de una película a la que el Sevilla no logra darle un giro. Alaba salvó bajo palos y luego respondió Courtois poniendo una mano fuerte en el rechace.
Poco antes de la primera media hora tuvo el Madrid su primer remate. Le costó llegar al conjunto de Ancelotti, que supo lidiar con las prisas y la tensión de ir por debajo en el marcador. Claro está que todo es más fácil si hay un pequeño regalo de por medio.
A Militao no se le ocurrió otra cosa que probar suerte desde lejos y el conejo saltó. Bono puso unas manos de mantequilla y le dejó a Benzema un balón blando y muerto en el área pequeña para que pusiera el empate a placer.
Asensio pudo despedir el primer tiempo como héroe porque Mendy le dio un pase manso hacia la zurda, pero se le marchó demasiado alto el golpeo.
Una genialidad para ganar
La segunda parte fue como ese coche de carreras que pierde aceite y se queda a pocas vueltas para ver la línea de meta. El Sevilla insistió por un lado y por otro con posesiones largas que no mermaron la capacidad física de un Madrid que fue creciendo en vez de bajar el nivel de su batería.
Asensio volvió a tenerla como en la primera mitad, pero el sitio en el trono ya tenía nombre. El Sevilla aguantó hasta el 70' cuando Acuña dio un pase comprometido atrás con el que dejó casi solo a Vinicius. El brasileño optó por jugársela él mismo y mandó el cuero a las nubes.
A partir de ahí cambiaron los papeles. Koundé se la jugó varias veces en la salida de balón y a punto estuvo de provocar un susto, lo que aumentó el nerviosismo de un Sevilla que no supo controlar la tensión. El Madrid la notó, metió una marcha más y adelantó.
En los últimos minutos, Vinicius ya no es una flor, sino una rosa. El brasileño está creando su propio jardín y volvió a regalarle victoria al Madrid. Con el control de pecho orientado dejó atrás a Ocampos, amagó una vez, se acomodó y sacó un misil directo a la escuadra izquierda de Bono, que la vio pasar como estrellas fugaces.
Y todavía hubo tiempo para otra del Sevilla. Courtois salvó bajo palos para dejar en la cima la genialidad de Vinicius y al Madrid líder con una vida extra.