La maldición de octavos

La historia se repite para la generación de los Granit Xhaka, Xherdan Shaqiri, Haris Seferovic, Ricardo Rodríguez, Valon Behrami, Josip Drmic o Johan Djourou, que han visto consecutivamente cómo en el Mundial de Brasil 2014, en la Eurocopa de Francia 2016 y el Mundial de Rusia 2018 se truncaba su trayectoria en octavos.

Hace cuatro años fue Argentina, con un golazo de Ángel Di María en los últimos minutos de la prórroga, quien les dejó fuera en el camino de la 'Albiceleste' hacia la final. En la Eurocopa fue más cruel: un empate 1-1 con Polonia resuelto en los penaltis con fallo de Xhaka en el segundo lanzamiento. Nadie más erró.

Todo parecía que esta vez no sería así, que sería el momento para que la Selección Helvética avanzara más allá, ante una Suecia que no parecía sobre el papel el rival más temible de un grupo en el que había quedado eliminada la vigente campeona, Alemania, y en el que se derrumbó México en el último partido contra los suecos (0-3).

El seleccionador de Suiza, el croata de origen bosnio Vladimir Petkovic, colocó su once de gala, salvando las ausencias por sanción de Stephan Lichtsteiner y Fabian Schaer, pidió a los laterales Ricardo Rodríguez y Michael Lang que jugaran muy abiertos e incrustó al mediocentro Blerim Dzemaili entre los centrales para sacar el balón jugado.

El resultado fue un 64% de posesión para Suiza, pero no tantas ocasiones de peligro como hubieran esperado (cuatro tiros a puerta). De Shaqiri, acostado a la banda derecha y bien cubierto por la defensa sueca, nada se supo. Tampoco del punta Josip Drmic, elegido para el puesto tras su tanto a Costa Rica en la última jornada del grupo.

Solo algunas opciones de Stephen Zuber desde la izquierda, al que se sumó Ricardo Rodríguez a partir de la primera media hora, inquietaron al conjunto sueco, que tenía muy clara la receta: aguantar y esperar la oportunidad, que se apareció con suerte para los nórdicos.

La suerte sueca fue el infortunio helvético: el del defensor Manuel Akanji, que hasta el momento estaba cuajando un gran Mundial y que fue colaborador necesario e involuntario para el tanto de Emil Forsberg, un disparo desde la frontal que iba centrado pero que desvió el defensor, despistando totalmente a Yann Sommer.

"Tuvimos mala suerte. No era un tiro peligroso, creo, pero estas situaciones pasan en el fútbol, es normal", manifestó a EFE tras el partido Sommer, que reconoció que el vestuario estaba "muy triste" por volver a hacer las maletas en los octavos de final de una gran competición.

Rusia 2018 aparecía en el horizonte como una oportunidad de reivindicación de muchos futbolistas suizos, que consideran que tienen "una gran generación" en este momento, pero a la que le ha faltado suerte, apuntó a EFE la estrella de este conjunto, Xherdan Shaqiri.

"Tenemos una gran generación y no quiero hablar en negativo. Estoy muy orgulloso del equipo, lo hicimos muy bien en los últimos cuatro años con el entrenador y jugadores jóvenes que vinieron. Estoy orgulloso por cómo empezamos, aunque hoy estemos decepcionados", manifestó el centrocampista suizo de origen kosovar.

"Es la tercera vez que nos quedamos fuera, no es fácil para nosotros. Por supuesto, tenemos que recuperarnos. No es algo que tenemos que estar pensando durante dos años", manifestó su compañero Granit Xhaka con gesto resignado.

Para el delantero Drmic, enfrentarse a Suecia en octavos de final era "una buena oportunidad" para llegar a la siguiente fase. "Pero no lo hicimos, no lo conseguimos y esa es la realidad", admitió.

La Eurocopa 2020 será la próxima oportunidad para esta generación de Suiza que aspira a encontrarse alguna vez entre los ocho mejores de un gran torneo internacional y corresponder al sexto puesto mundial en el que le ubica la clasificación de la FIFA.