Sarabia, de 26 años, llegó en julio de 2016 procedente del Getafe para convertirse una de las figuras de ataque más importantes del entonces entrenador, el argentino Jorge Sampaoli, y ahora, dos temporadas después, sigue confirmando su crecimiento como jugador con goles, asistencias y regularidad en su juego.
Con una cláusula de tan solo 18 millones, muy apetecible en el actual mercado de fichajes, el madrileño sigue pidiendo con buen juego una renovación que se hace de rogar, pues aunque su contrato expira en 2020, sus buenas actuaciones despiertan el interés de otros clubes.
"Estoy muy a gusto en Sevilla y si hay interés quiere decir que hacemos las cosas bien tanto en lo personal como en lo colectivo", comentó Sarabia hace algunas semanas a los periodistas. Y es que el centrocampista encontró en el club hispalense su mejor estado de forma como futbolista.
El madrileño demostró su versatilidad al jugar en varias posiciones desde su llegada al conjunto andaluz. Fue mediapunta, lateral y centrocampista para Sampaoli; extremo para el argentino Eduardo Berizzo y, posteriormente, para el italiano Vincenzo Montella. Y actualmente juega de segundo punta con Pablo Machín.
Su buen juego asociativo, su último pase, su llegada al área desde cualquier costado y su acierto de cara a portería son algunas de las credenciales que el futbolista demuestra temporada tras temporada, lo que le permite ser una pieza fundamental para cualquier entrenador.