El pasado 30 de enero, Zidane apostó por poner a Militao, junto a Varane, de inicio para el compromiso liguero frente al Levante. En aquella ocasión, el brasileño, lejos de aprovechar la oportunidad en una zaga poseída por Ramos y el francés, sepultó su propia tumba. Fue expulsado a los ocho minutos por un derribo a Pedro León cuando este era el último jugador en quedarse cara a cara con Courtois.
Dicha actuación hizo mella en el futbolista 'merengue', que no volvió a jugar ni un minuto hasta el 16 de marzo, cuando el Real Madrid equipo recibió al Atalanta en la vuelta de los octavos de final de la Champions. Con la eliminatoria resuelta, saltó al campo para disputar 26 minutos.
Nuevamente, quedó relegado a un banquillo que ha sido la tónica habitual para él en la presente campaña. Hasta ahora. Militao, en una demostración de resiliencia, volvió a la titularidad el pasado 3 de abril contra el Eibar y ahí comenzó un sendero triunfal para admirar.
Desde el choque ante los de Ipurua, el cual el Madrid ganó 2-0, Militao se ha asentado en el once titular y encadena nueve compromisos consecutivos sin conocer la derrota, dejando por el camino cinco victorias y cuatro empates.
No solo son los resultados los que avalan al brasileño, también lo hace su rendimiento en el campo. Con su gol este sábado ante Osasuna, volvió a reafirmar que es un seguro de vida en la zona de atrás y que los 50 millones que costó están justificados.
A sus 23 años, Militao tiene por delante el difícil objetivo de hacer olvidar a un Sergio Ramos que, tarde o temprano, saldrá de un club con el que lo ha ganado todo.