Ni cara ni cruz. Ni Mallorca ni Sporting. La moneda cayó de canto en las Islas Baleares. Duelo igualado, entretenido, bonito y con alternancia que se queda sin ganador. Los bermellones dejan pasar la oportunidad de ser líderes y los gijoneses, de dar un golpe sobre la mesa de la zona noble de la tabla.
La propuesta de David Gallego fue la mejor porque fue la que generó las mejores ocasiones. Tanto en la primera como en la segunda mitad, los tramos en los que los suyos mandaban eran los que más peligro comportaban. Y su bonanza siempre pasaba por lo mismo: juego directo.
No era raro ver a Babin -excelso como de costumbre el central, que lo despejaba todo- iniciando una combinación que continuaba Manu García para extenderla a Aitor García y a Dani Rodríguez, sobre todo a Aitor. Manolo Reina respondió más que correcto tanto a corta distancia al principio como a larga más tarde, cuando Manu perdió protagonismo y lo ganó Pedro Díaz.
El Mallorca no tuvo tanta chispa, pero no por ello jugó mal. La idea de Luis García estaba más enfocada a manejar los tiempos y la posesión con calma. El problema fue que no hubo manera de colarse con claridad en el área de Mariño. El intento de solución fue un bombardeo en el primer tramo de la segunda parte que el meta aguantó.
Atrás, brillaron de nuevo los centrales. Raíllo, bastante más que su pareja de baile Valjent. El '21' se 'picó' a ver quién hacía más intercepciones con Babin y fue un digno contrincante. Sastre y Cufré, eso sí, no eran tan incisivos por las bandas como para que sus centros sirvieran para sacar petróleo.
Con estas tablas, el conjunto balear se mantiene como uno de los nobles candidatos al ascenso directo en Liga, aunque deja escapar la oportunidad de adelantar al Espanyol. Sporting sonríe porque sigue metido ahí arriba, pero se fue de las islas con la espinita clavada de no haber ganado un partido que pudo llevarse perfectamente.