José Mourinho regresaba al Camp Nou henchido de confianza, con el 3-1 cosechado en Milán y la obsesión de Guardiola y compañía por coronarse en el Santiago Bernabéu con una nueva Champions League.
No se habían cumplido 28 minutos, cuando Thiago Motta vio la segunda cartulina amarilla, invitando al optimismo a una parroquia azulgrana ávida de gloria en el feudo del Real Madrid.
Sin embargo, el Barcelona fue cayendo en la frustración merced al paso de los minutos y la impotencia de no poder penetrar en el entramado defensivo de un Mourinho que colocó a Eto'o de lateral.
A seis minutos del final, Piqué dio un hilo de esperanza a los azulgranas, que rozaron la gloria con un gol de Bojan, anulado por la supuesta intervención de Yayá Touré con la mano.
Más allá de la conversación de Mourinho con Guardiola e Ibrahimovic -estrella fugaz 'culé'-, la imagen del encuentro fue los aspersores del Camp Nou regando a los italianos mientras celebraban su clasificación.
El Inter vuelve al Camp Nou este miércoles sin Mourinho ni Guardiola como protagonistas, donde habrá tres puntos en juego y, quién sabe, si los aspersores volverán a escena como en las semifinales de 2010.