Son picos demasiado pronunciados para un jugador que en estos primeros meses de temporada ha alcanzado la regularidad de minutos y rendimiento que no pudo disfrutar la campaña pasada. Desde el 24 de septiembre, ante el Villarreal, hasta el 23 de octubre, en Praga, gozó de 30 días de fútbol ininterrumpido.
Antes tuvo buenas apariciones en El Sadar y ante el Valencia (gol y asistencia), y contra el Borussia Dortmund disputó por primera vez esta temporada los 90 minutos de un partido. Algo que, por cierto, solo ocurrió una vez la temporada pasada. Y tras quedarse en el banquillo en Los Cármenes, Valverde decidió depositar toda su confianza en Arthur Melo.
El centrocampista disputó 490 minutos en los seis partidos siguientes, tres de ellos completos, y todos saldados con victoria. Marcó ante el Villarreal, repartió dos asistencias contra el Sevilla y dio otro pase de gol contra el Slavia.
Y, entonces, Arthur desapareció. En tres partidos, dos veces fuera de la convocatoria y una titularidad gris en el Ciudad de Valencia en la derrota contra el Levante. Un cambio repentino que invita a preguntarse qué ocurre con el brasileño.