El Atalanta está de dulce. El sueño del año pasado no ha oído aún el despertador, tiene continuidad en este. Y sigue escribiéndose en clave Champions, puesto que el zarpazo que dio contra la Roma le permite tener seis puntos de ventaja en la cuarta plaza, precisamente sobre el rival al que derrotó.
Un partido de ese calibre no era lo más conveniente antes de afrontar el inicio de la eliminatoria de octavos de final de la Champions. Sin embargo, permitió ver que los de Gasperini se presentarán bien afilados a la cita contra el Valencia.
Los méritos suman otro añadido: la remontada. Porque el choque se puso muy cuesta arriba cuando Dzeko adelantó a los romanos a segundos de que se llegara al descanso.
El disparo del bosnio a gol vino precedido de un fallo de Palomino. Sin embargo, a los cinco minutos de la reanudación el defensa argentino pudo redimirse llevando el 1-1 al marcador en una jugada que remachó en el segundo palo.
Supuso todo un impulso para el equipo bergamasco, que encaró mucho mejor el choque desde entonces y encontró el premio de la remontada poco después.
Lo hizo Pasalic, que había entrado al campo apenas 20 segundos de tocar el balón por primera vez y llevar la locura a las gradas con el 2-1. Su ejecución, una rosca al segundo palo, fue deliciosa.
Palomino siguió siendo protagonista del encuentro con buenas anticipaciones y liderando la defensa de un resultado que confirma seriamente otra nueva candidatura del Atalanta a la próxima Liga de Campeones.