El encuentro en Soria fue una completa locura. El Oviedo golpeó primero, pero el Numancia supo reponerse para empatar el encuentro en la segunda mitad. Y, ahí, apareció Bolaño.
Tras una jugada a balón parado, fue el central el que consiguió empujar el esférico dentro de la portería rival, colocando así el definitivo 2-3 favorable al conjunto asturiano.
Pero la polémica llegaría en la celebración. El defensor lo festejó con rabia, pero acabo señalándose sus partes ante la atenta mirada de la afición rival, a la que no le gustó nada su reacción.