El Sporting es mucho Sporting, pero la Ponfe es mucha Ponfe. Hubo tablas en su cita en El Toralín de la jornada 28 de Segunda. Sirven estas para confirmar que los de Jon Pérez Bolo tienen planeado seguir vestidos de sorpresa y para acortar las distancias de puntos en el 'play off'.
El enfrentamiento fue un espectáculo, precioso. Hubo de todo, lo que dificulta sacarle lecturas claras, pero invita a verlo de nuevo. Desde las porterías a las delanteras, el reparto de aciertos importantes y errores lamentables estuvo al orden del día.
Caro y Mariño concentraron el mayor protagonismo en este sentido. El cancerbero local hizo paradas de mérito, exhibiendo reflejos felinos, sobre todo en el tramo final, cuando los de David Gallego asediaban para no tener que ceder un punto, pero cometió, en la primera parte, un penalti innecesario y evitable que le sirvió a Pedro Díaz para abrir la lata.
Su homólogo en los palos visitantes desmontó en dos minutos la gran actuación que había construido en 52. Fue capaz de sacarle a Pablo Valcarce una semichilena en el área que era veneno puro y dos fallos aislados en los dos goles de la Ponferradina le costaron a su equipo la ventaja.
Lo curioso es que, justo antes, Pablo Pérez, que protagonizó un muy buen partido, había doblado la distancia en el luminoso con un testarazo indiscutible a un centro de Pedro Díaz. Curro, desde fuera del área -Mariño se comió el bote- y Pablo Valcarce, en la línea de gol -Mariño no despejó bien otro chut de Curro-, deshicieron el 0-2 y dieron forma al 2-2.
Esta capacidad berciana de explotar al máximo los pocos desajustes del Sporting jugó un papel clave porque, en términos generales, los de David Gallego fueron mejores. De hecho, al balcón del pitido final, asediaron a un Caro que sacó a relucir su mejor versión y amargaron aún más el sabor de un empate que aprieta el 'play off'.