Girona y Almería nos brindaron un espectáculo apasionante, un duelo de fútbol intenso y vibrante, partido que se decidió por milímetros, literalmente hablando. Ganó el Almería en parte gracias al VAR.
No fue un partido en el que abundasen las ocasiones de gol, pero no por eso fue aburrido. Era como si Girona y Almería se tuvieran tomada la medida a la perfección.
Quería llevar la batuta al Girona, pero las llegadas del Almería daban la sensación de revestir más peligro que las de su rival, pese a ser estas algo más numerosas o, al menos, frecuentes.
Pero una cosa son las sensaciones, y otra, bien distinta, lo que sobre el césped se veía. Y sobre el verde de Montilivi se veía a un Girona más decidido a llevarse el duelo que a su rival.
Fruto de esa convicción llegaron las más claras para los de Francisco, sobre todo el gol anulado a Stuani casi a la media hora de partido. El asistente levantó el banderín, porque el uruguayo remató la falta colgada por Gumbau en posición antirreglamentaria, y el VAR lo confirmó.
Aquello, en lugar de hacer despertar al Almería, hizo que los de José Gomes dieran un paso atrás. El Girona vivió entonces sus mejores minutos, pero no logró aprovecharlos.
El descanso llegó y, tras él, un segundo periodo más bronco, menos fluido. Una segunda parte en la que el VAR fue protagonista, porque desde la Sala VOR se decidió el destino de este duelo.
Era el minuto 72, y el prácticamente recién entrado Brian Rodríguez filtró un balón perfecto para que Umar Sadiq, quién si no, lo reventase con un derechazo a la cepa del palo corto, donde más daño hace a los porteros, ante el que nada pudo hacer Juan Carlos.
El gol subió al marcador, pero el VAR tenía que ver si el delantero del Almería estaba o no en posición legal. Había recibido muy solo y eso siempre hace dudar al ojo clínico de los árbitros.
Estuvo valorando y estudiando la acción largo y tendido, y tras muchos minutos de suspense e intriga, Iglesias Villanueva (Javier, que no su ya retirado hermano Ignacio), señaló el punto de saque de centro.
El gol fue confirmado y aquello hizo que el Girona tuviera que meter una marcha más. No le valió al cuadro catalán, pero no se puede decir que no lo intentase.
Stuani tuvo una, dos, tres. Una tras otra, pero la pelota no quería entrar. Y, para colmo, a Bernardo, que había entrado al partido 'calentito', se le acabó por ir la cabeza cuando soltó una coz a Juan Villar, quien había entrado para dar descanso en los minutos finales a Sadiq, que le costó la roja.
Claudicó el Girona ante el Almería, quien se lleva tres puntos de un campo complicadísimo. Tres puntos que permiten al cuadro 'indálico' seguir peleando por ser uno de los dos que ascenderán de forma directa a Primera.