Como este del Martínez Valero, muchos partidos se han visto en la categoría de plata. Es más, casi podría usarse para definir lo que suele suceder en Segunda: no tiene por qué ganar el que mejores argumentos opone; vale más la puntería que otras armas.
El Elche puso los goles y el Numancia, el juego. Los sorianos salieron mejor e intentaron acabar mejor, pero perdieron. Todo porque el Elche, que venía de dos derrotas consecutivas, resucitó y se dio una tregua a base de pegada.
El dominio visitante fue la tónica de la primera mitad, si bien todo cambió a los 36 minutos, cuando un testarazo de Manuel Sánchez rompió la igualdad y dejó fríos a los numantinos. Así es esto, Édgar Badía había salvado antes frente a Calero y al filo del descanso Pere Milla casi pone el segundo.
Más que el gol, lo que terminó de lastrar al conjunto visitante fue la roja que vio Héctor por patear el estómago de Óscar Gil cuando intentaba despejar. Midió mal y el colegiado no lo dudó.
Tocaba remar demasiado, algo que aprovechó el conjunto de Pacheta para terminar de aterrizar sobre el césped. Tras reclamar un penalti por agarrón y ver cómo Manuel Sánchez rozó el doblete, fue Jontahas quien puso la distancia decisiva.
En el minuto 65, de volea, hizo bueno el centro de Escriche. Y ahí se acabó moralmente el duelo. No le perdió la cara al choque el cuadro rojillo, pero se le apagaba la luz cuando llegaba a la frontal de un Elche que vivió el final plácidamente y no renunció a alguna contra para hacer el tercero.
El duelo de meritorios permitió a los alicantinos alejar al Numancia a cinco puntos y aventajar en tres al séptimo, lo cual permite seguir teniendo viva la llama de los 'play off'.